Hace un año que empezaba la boda más esperada, que seguiría con la luna de miel más larga que duraría hasta la celebración del primer aniversario. Tamara Falcó e Íñigo Onieva están de celebración constante, su estilo de vida se basa en viajar, comer, beber y, de vez en cuando, hacer ver que trabajan. Ni la escandalosa infidelidad de Onieva a la marquesa, ni el drama del vestido de novia, ni el cura que casi incendia la ceremonia pudieron parar su amor, la hija de la Preysler quería un cuento de hadas y lo ha conseguido. Después de un año del gran día, el matrimonio ha viajado a París para celebrarlo por la puerta grande, ¿próximo destino? París
El pasado 8 de julio vemos cómo Tamara Falcó publicaba vía Instagram dos fotos inéditas sobre la boda con una dedicatoria bonitísima a su marido:"HOY cumplimos nuestro primer año como marido y mujer. Me llena el corazón de felicidad ver como hemos ido construyendo nuestro hogar juntos. Te quiero mucho, mi amor. Por muchos años más brindando juntos" Mientras que Íñigo Onieva se quedaba al margen sin dedicarle ni una fotografía. Pero bien, estabamos equivocados con esta actitud tan fria, el socio de Casa Salesas, tenía un as bajo la manga y ahora, después de unos días del grande viaja, Tamara Falcó ha querido enseñarnos cómo ha sido este primer aniversario en la ciudad del amor, con un vídeo inédito de su gran despertar en la ciudad francesa.
Como era de esperar, lo viaja se ha resumido en relax, restaurantes de lujo y muy mucho de amor. El matrimonio escogía el hotel deluxe Le Bristol París por su estancia tan especial, unas habitaciones que cuestan ni más ni menos que más de 2000 euros la noche y donde hemos visto como Tamara Falcó desayunando macarons mirando a la Torre Eiffel. Una foto que podría escupir perfectamente un billete de quinientos euros. Esta es la check-list de su día especial: champán, álbum, visita en Giverny y flores, uno de los detalles más importantes para la marquesa. Íñigo Onieva lo sabe, y la despierta con un ramo de 12 rosas increíblemente enormes, una para cada mes desde el día de la boda. "¡Amor son las rosas más grandes que he visto en mi vida!" le dice justo cuándo se acababa de despertar, luciendo una bata larga blanca de castidad y pureza.
Más tarde acababan el día romántico cumpliendo el último requisito de sus indispensables para tener un día completo cena romántica en el restaurante Le Voltarie, donde nos han regalado una sesión de fotografías de los dos, selfies en el espejo, y Tamara Falcó caminando París con cara de intensa, como bien sabe hacerla. Eso sí, entre los comentarios podemos leer como no ha pasado nada desapercibida, la gorra de Íñigo Onieva, un detalle inadecuado para estar en uno de los restaurantes más lujosos, la hija de la Presley va impoluta, mientras que él no se deshace de la gorra de rapero. En fin, sigue sin aprender.