Hace más de una semana que volvieron de unas vacaciones preboda de lujo en Bali, pero todavía las secuelas colean. Pobre Tamara Falcó, que ha estado enferma en casa, visitando constantemente su lavabo de lujo para dejarlo de aquella manera por una gastroenteritis importada de Indonesia. Este souvenir se coló en la maleta sin permiso y la forma de agradecerlo ha sido infectando solo a uno de los dos miembros de la expedición. Ella. Íñigo Onieva es Superman, inmune a virus, gérmenes, bacterias o cualquier elemento que quiera atentar contra su paz intestinal. Allí manda él. Así se ha salvado de un proceso que ha dejado K.O. a su futura esposa. Viajando de la cama|lecho en el excusado, dicho así finamente, con vocecilla. Sabe mal, de verdad. Ni Karma ni leches.
Todo empieza con la mencionada enfermedad tan molesta y continúa con la decisión de Íñigo Onieva, que siempre es un factor de riesgo a tener acuenta. Más todavía si va solo por la vida, como es el caso. Obtuvo carta blanca para ir a su aire durante la convalecencia de la Falcó, aunque había un compromiso por medio que complicaba todo: una boda. Se casaban una pareja de amigos, especialmente de Onieva: una tal Isabel Huete y otro tal Íñigo Rodriguez. Había que ir, sí o sí. Pero la biología es como es. Y hay indisposiciones que no se resuelven fácilmente.
Tamara K.O. en el lavabo y Íñigo solo de boda
Total, que enviaron a Onieva de embajador. No los abandonaban aunque faltara la salsa de la fiesta, Tami. No era una misión sencilla para Íñigo porque tenía que dar la cara más solo que la una y engalanado de bodorrio. Vestido con chaqué, corbata y todo el equipo, pero en plan soltero. Alguna imagen con gafas de sol es de canallita cinco jotas. Normal que a la Tami se le revolviera todo, qué miedo: la imagen que la aterra se parecería a esta, el sueño a hacer puñetas... una vez más. Ahora bien, el madrileño tenía clara la consigna previa: demostrar que era un buen muchacho enamorado y sobre todo bien convertido a la fe religiosa. Por ejemplo, sobre tener hijos con la marquesa; "Dios proveerá". Decir que estaban súpernerviosos y súperaliados con los preparativos de su gran boda de millonarios y hale, aquí no ha pasado nada. Sobre todo, nada de calentarse.
Los viajes de escándalo de la Falcó y Onieva
Sin embargo, una vez pasado el primer mal rato de miradas y preguntas, aquello tenía mejor pinta. Fiesta. Solito. Libre. Ummmm. Goloso, una recompensa modesta y controlada, pero una más: recuerden que no tendrá una, serán sus tres despedidas de soltero por todo el planeta y a todo trapo, de Argentina a Budapest. Esta pareja viaja más que Willy Fog, piensen que todavía queda saber dónde irán por la luna de miel, no el simulacro de Semana Santa y el photoshop. Una boda de un millón de euros tiene que tener un destino de escándalo. ¿Dónde irán? Sorpresa. Qué más da. Son tan ricos que se lo pueden permitir. Qué pereza, Ambrosio. Pero vaya, que no será a Marina d'Or. Palabra.
Tamara ya sabe cómo podría acabar la cosa con tanto viaje, fiesta y demás. Para ponerse mala, sí.