La historia de amor entre Tamara Falcó e Íñigo Onieva ha estado en el ojo del huracán desde el primer día. Sin embargo, a pesar de los altibajos y el tan comentado escándalo de infidelidad previo a la boda, la marquesa de Griñón y el empresario decidieron seguir adelante con su matrimonio. Hoy, a casi dos años del gran "sí, quiero", una nueva tormenta se cierne sobre ellos: el hijo tan deseado que no llega y las crecientes fricciones que esto está generando entre ambos.
Tamara, de 43 años, siempre ha expresado su anhelo de ser madre, dejando claro que no recurriría a la fecundación asistida debido a sus firmes convicciones religiosas. Sin embargo, el tiempo sigue corriendo y la paciencia parece agotarse. Aunque ella insiste en que todo está "en manos de Dios", los rumores sobre la verdadera razón de la ausencia de embarazo no dejan de multiplicarse. Recientemente, una declaración de Tamara en El Hormiguero desató una auténtica polémica: "Él también tiene que hacer cosas". Esta frase, que en un principio parecía una simple broma, ha encendido las especulaciones sobre la posibilidad de que el problema de fertilidad no recaiga en ella, sino en Íñigo.
Fuentes cercanas a la pareja aseguran que los constantes comentarios y preguntas sobre el embarazo han puesto a Onieva en una situación límite. El empresario, que al inicio del matrimonio se mostraba relajado y convencido de que el bebé llegaría "cuando tuviera que llegar", ahora enfrenta una fuerte presión. Se habla de crisis, discusiones acaloradas e incluso momentos en los que han estado al borde de la ruptura.
Los gritos y las discusiones: la verdad tras la puerta cerrada
A pesar de las sonrisas públicas y los viajes de ensueño, la realidad en la intimidad del hogar de Tamara e Íñigo parece ser muy distinta. Amigos cercanos aseguran que las peleas son constantes y los gritos en casa se han vuelto habituales. Ella, cada vez más impaciente por ver cumplido su sueño de ser madre, le reprocha a su esposo que no está haciendo "lo suficiente". Mientras tanto, Íñigo se siente atrapado en una situación injusta. Según una fuente cercana al empresario, su estado de ánimo se ha visto afectado porque tiene la impresión de que todos lo señalan a él. Y es que, aunque no hay confirmaciones sobre posibles problemas de fertilidad, los comentarios sobre su "incapacidad" han generado un estigma difícil de sobrellevar.
La fertilidad: un reto para ambos
Más allá de los rumores, los expertos en salud reproductiva recuerdan que la fertilidad es un tema que involucra a ambos miembros de la pareja. A los 43 años, Tamara enfrenta desafíos biológicos propios de su edad, pero la salud reproductiva de los hombres también juega un papel clave. El estrés, la alimentación y el estilo de vida pueden ser factores determinantes en la capacidad de concebir. Mientras la pareja sigue lidiando con esta situación, las preguntas en torno a su futuro aumentan. ¿Seguirá Tamara esperando de manera natural o buscará una solución alternativa? ¿Podrá Íñigo manejar la presión y los rumores? Lo único cierto es que, por ahora, la tensión crece y su matrimonio se tambalea bajo el peso de un sueño que, por el momento, parece inalcanzable.