Tamara Falcó no las tiene todas con su marido Íñigo Onieva. Una actitud, en cierta manera, comprensible. Es evidente que la hija de Isabel Preysler sabía, y si no lo sabía se enteró muy deprisa, que su novio malote, pijo y playboy era un perla. Pero quizás se imaginaba que no osaría hacerle la jugada más sucia posible, la de ponerle los cuernos con aquella alegría. A ella, en una figura tan conocida y ampulosa. Se equivocaba. Como mínimo en una ocasión (documentada), aunque las sospechas van mucho más allá. La bomba se detonaba paralelamente al anuncio de compromiso matrimonial de la pareja, disparando el nivel de humillación y las mentiras del infiel. La tormenta perfecta. Lo que pasó después es bien sabido: ruptura, reconciliación por la vía de expiación pecaminosa y bodorrio-circo. Como si no hubiera pasado nada. Pero pasó, vaya que sí. Y por eso Tamara Falcó vive con el corazón en un puño permanentemente. La frase "fotos exclusivas de Íñigo Onieva" le provoca terrores nocturnos.
Expresión que se repitió hace unas horas de manera reiterada en el programa 'Fiesta' de Telecinco, en una edición especial por la festividad del 1 de mayo. Sí, el Día Internacional de los Trabajadores. Emma García y sus colaboradores esperaron hasta las postrimerías del espacio para hacer público un material inédito. Lo habían cazado. ¿Otro fuera de juego del madrileño? ¿Quizás un motivo de tarjeta roja directa, de divorcio exprés, escándalo y billete en primera clase al infierno? ¿Onieva con sus amigas especiales? La imagen que Falcó pensaba que no vería nunca más de su hombre ya está aquí. La ha dejado en estado de shock.
Que Onieva volviera a repartir amor de manera furtiva sería la respuesta fácil. Y no, no es el caso que nos ocupa. De hecho, se trata de un tema mucho más sorprendente, impactante e inverosímil: verlo (supuestamente) trabajando. Es lo que presuntamente hacía a las puertas del nuevo negocio que está a punto de abrir con el ultra Ivan Espinosa de los Monteros y el empresario amigo de ultras El Turronero. Dice el programa de Telecinco, relatando la información de manera épica, que Onieva pasa cada día por el local, en proceso de remodelación para el gran estreno del día 12 de mayo. El hombre, con rostro de haber dormido poco, o quizás demasiado, llevaba una bolsita de papel de una pastelería cuqui madrileña. No parecía demasiado ajetreado. Ya nos gustaría un trabajo así. Pero claro, no somos Íñigos de la vida. Afortunadamente, la verdad.
La secuencia captada por el programa confirma la reincorporación del marido de Falcó al tejido productivo, tras haber sido despedido de su anterior empresa (de la que es socio su cuñado, Enrique Iglesias). Veremos si este proyecto cuaja y, sobre todo, cuánto tardan en deshacerse de un Onieva cada vez más instalado en el papel de mantenido. Es el gran privilegio de estar casado con la socialité, y haría bien en aprovecharlo al máximo. El día que le den la patada, cosa que pasará tarde o temprano, ya sabe que no formará parte nunca más del edén de la jet-set. Aquel día no lo salvarán ni los ultras ni los turroneros.