El matrimonio Falcó-Onieva sigue exhibiendo poderío, no pueden evitarlo. Mientras en la vida real disfrutan de unas "merecidas" vacaciones en Sotogrande, en su cuenta en Instagram el tiempo se ha detenido y todavía están en Bora-Bora de luna de miel, en la Polinesia Francesa. Un destino exótico como pocos, el más lejano y singular, coronando un mes largo de viajes y safaris por África. Vaya vidorra. Como buena parte de las actividades de la parejita son actos patrocinados, todavía tienen que hacer mucha promo para cumplir sus compromisos. Por eso no descarten que llegue el mes de noviembre y todavía tengamos a los protagonistas subiendo instantáneas con chancletas, salacot trajes de submarinistas. La máquina de los euros necesita gasolina.

Al margen de lucrarse económicamente, los marqueses también son muy de exhibirse, de pasarnos por los morros su escandaloso ritmo de vida. Exclusivas millonarias, Navidades asquerosamente ricas, menús pantagruélicos en los mejores restaurantes, hoteles para bolsillos inalcanzables, actividades de puro lujo, frivolités... En el escaparate siempre hay novedades para satisfacer el paladar de sus seguidores. También, claro, para hacer las delicias de todos aquellos que no los soportan. Serán muy queridos, según la revista 'Hola!', pero sus detractores tampoco son un grupete de amigos. El ruido que hacen cuando se mofan de ellos se oye a 16.000 kilómetros de distancia, la que nos separa de Bora-Bora. Todo a raíz de un fugaz vídeo de supuesta intención romántica, en el que se besan en un entorno idílico. Este beso.

El beso de Tamara e Íñigo en Bora-Bora, ridículo

Dicen que el matrimonio calma la llama del amor, que la serena. Pero que alguien revise la entrada de gas natural de la antorcha de Falcó y Onieva, porque hay Clippers agotados con más potencia que la suya. En el diccionario de antónimos han incluido la acepción "lo que sienten Tami e Iñi" como lo contrario del término "pasión". Lo hacen sin ganas, eso está muerto. La postura corporal del madrileño, con la mano en el bolsillo, es un disparate. De ella tampoco te esperas muchas florituras, pero aquí parece la impulsiva y ardiente de la pareja. Se le queda mirando durante una décima de segundo (el vídeo está a cámara lenta) como diciendo "¿yatá?" Sí, igual que el chiste.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva en la Polinesia / Instagram

Todo el mundo dice lo mismo de la postura corporal de Onieva

Se supone que el primer objetivo del matrimonio es la de tener hijos, pero no se han puesto demasiado en cuestión. Decían que esperarían a volver de la luna de miel, quizás en Cádiz están acercando posiciones. Tienen trabajo por delante, viendo sus muestras de afecto más básicas. Todo el mundo dice lo mismo de la escena romántica encontrada en Instagram, y no sería ningún elogio. Más bien lo definen como un ridículo más. Y lo trinchan. A él, sobre todo, pero a ella también le dicen las cosas claras.

  • "Lo de la mano en el bolsillo queda fatal o yo lo veo así"
  • "Si tuviera inteligencia emocional no publicaría este beso. La postura corporal del chico lo dice todo"
  • "La mano en el bolsillo no es gesto de un caballero. Es más va como de sobrado o lo mismo un quiero y no puedo”
  • "Ningún hombre enamorado en luna de miel puede dar un beso con manos en los bolsillos o te da un beso como Dios manda o mejor que te de una flor"
  • "Lo de la mano en el bolsillo no tiene nombre"
Tamara e Íñigo de luna de miel patrocinada / Instagram

Que no, que no convencen a nadie. Tic-tac, tic-tac. Ya queda menos para el final.