Isabel Preysler y Tamara Falcó tendrán mucha clase, serán las más VIPS, llevarán el lujo en la sangre y todo lo que quieran, pero de sensibilidad y medida van justitas. Madre e hija han pasado las fiestas en Miami como las que van al pueblo a reencontrarse con la familia y los amigos de toda la vida. Fenomenal. Imaginamos que en el séquito también estaría Mario Vargas Llosa, molesto porque en Florida todavía hay quien habla inglés, e incluso Íñigo Onieva, el chico de Tamara, si es que no había una fiesta mejor en Madrid, claro, porque no se pierde ni una. Sea como sea, han cruzado el océano para disfrutar de la magia navideña.
El impacto de la sexta ola de la pandemia no les preocupa nada. Esta gente de la jet-set están por encima de los problemas del populacho, como eso de las restricciones, el virus, las vacunas, etcétera. Si el coronavirus las ve venir, se asusta y retrocede. Todo lo contrario que el exmarido de Isabel, Julio Iglesias, que no sale de su casa desde hace más año y medio por miedo a contagiarse. Tan iguales, tan diferentes. Lo
La Preysler y la Falcó han querido felicitarnos la Navidad desde su humilde refugio de Miami, en una de aquellas fotos tan casuales y sencillitas que inundan su álbum fotográfico personal. De espíritu navideño van sobradas, o mejor dicho, de decoración típica de estas fechas. Cuando menos, el árbol que han puesto en el salón de su mansión no puede ir más cargado. Está a punto de colapsar, pobrecito. Imaginamos que se trata de uno de aquellos artificiales de plástico, aunque para soportar tanto peso quizás no habría suficiente con acero o titanio. Pero hemos descubierto el truco: la base es sólida, pétrea, es imposible que se mueva ni un centímetro.
El motivo que ha hecho indignarse a muchos seguidores y curiosos es la indecente cantidad de regalos que Papá Noel ha dejado en casa Preysler. El pobre Santa Claus no es más que un empleado más de este imperio de la ostentación. Él y sus ayudantes se habrán roto la espalda arrastrando las mercancías con las que han premiado a esta familia, que seguro que ha sido muy buena durante 2021. ¿Pero tan buena? ¿De verdad? Unos tanto y otros tan poco. Y teniendo en cuenta las penurias de tantas familias, pues hombre, o mujer: se lo podrían haber ahorrado. También el detallito de las bolsas de marcas de megalujo en primero plano. La escena da vergüencita, por muy 'chupiguay' que sea esta estirpe.
No, no es envidia. Se trata de juicio, de sentido común, de cortarse un poco. ¿'Pa'qué', verdad?