Ortega Smith es uno de los muchos españoles que se ha contagiado con el coronavirus. La estupidez ya la llevaba de serie. Confinado en casa, ha perpetrado un vídeo esperpéntico enseñando qué está haciendo mientras dura la cuarentena y vomitando proclamas xenófobas:  "intento mantenerme en buena forma física y mental, recargando fuerzas, mis 'anticuerpos españoles' luchan contra los malditos virus chinos, hasta derrotarlos". Tan abyecto que incluso la embajada china le ha dejado en evidencia.

@ortega_smith

El fervor patriótico que le ha entrado al ultra de Vox no es el único. También les ha cogido a muchos madrileños que han aprovechado el confinamiento para proclamar a los cuatro vientos su pasión por la rojigualda. Un espectáculo grotesco de banderas españolas y, sobre todo, el himno de España a todo trapo, a través de unos altavoces, para que todo el vecindario se entere de que no habrá virus que pueda vencer a los españoles. Un espectáculo lamentable que el diario ABC ha bautizado como si estuvieran haciéndole un favor a la humanidad para pasar distraídos y animados la cuarentena:

Una de las que ha compartido el vídeo y ha añadido otro donde se oyen nítidamente "¡Viva España! ¡Viva"! ha sido Tamara Falcó. La hija de Isabel Preysler ha capturado la imagen en su Stories de Instagram y se ha sumado a la fiebre, no la que provoca el coronavirus, sino el ataque sobrevenido de españolidad que tienen algunos.

Preparémonos porque esto será largo. ¿El confinamiento? También. Pero nos referimos a la estupidez humana.