Tamara Falcó Entreprises sigue haciendo clinc-clinc. No hay parcela de su existencia que no sea susceptible de tener precio y oferta de lanzamiento. Facturar es su leitmotiv. Ha aprendido de la mejor, su madre Isabel Preysler. Ahora bien, la marquesa ha sublimado las enseñanzas maternas, y va mucho más allá. Las redes sociales son su gran escaparate para vender lo que haga falta. Desde un cepillo de dientes a un abrigo para perros. Desde un hotel a un lápiz de labios. Desde un pijama a una imagen religiosa. Absolutamente todo.

Precisamente este último ítem genera cierta polémica. Tamara, católica con ramalazos integristas muy conocidos, fundamenta muchas de sus decisiones en su devoción y fe. Íñigo Onieva es el mejor ejemplo: lo ha transformado de pijo malote tarambana, infiel y festivalero, en el feligrés más entusiasta, en un habitual de parroquias, iglesias, basílicas y ermitas de todo el mundo. De católico de boquilla a soldado místico. Ha sido el precio a pagar para redimirse, pagar sus pecados de la carne y recuperar el amor de su vida, a la vez que su gran negocio y braguetazo. Sin oración no hay paraíso. Ahora, que la Falcó haga de mercader del templo... parece pecaminoso.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva en misa / GTRES

La relación Falcón - Tous vuelve a ponerla en el ojo del huracán. La socialité acaba de promocionar una de sus creaciones con los joyeros catalanes. Una que, en realidad, es tan antigua como la propia Biblia: una imagen de la Virgen María. Se trata de medallas confeccionadas en plata, recubrimiento de oro de 18 quilates y piedras preciosas, como topacios. Las tenemos en dos tamaños, una de 22 centímetros de diámetro y la otra de 30. No son ninguna novedad, porque en el año 2021 ya se pusieron a la venta, pero por lo que sea ha decidido dar un empujóm a su distribución. Y el "por lo que sea" no es otra cosa que la celebración de la Navidad. De alguna manera tiene que pagar las montañas de regalos que Papá Noel deja a los pies de su árbol en Miami. Pues bien, vende las medallas entre 75 y 330 euros, pero si quieres que cuelgue de tu cuello con una cadenita, prepara más parné. Son los extras.

La medalla de Tamara Falcó / Instagram

La reacción de los seguidores de Tamara está dividida. Los palmeros de siempre, los que aplaudirían la ventosidad más maloliente de la protagonista, alabándola por la calidad de su metano fisiológico, están encantados y haciendo cola virtual para adquirir la joya. El resto, incluidos católicos convencidos y no vendidos, la están poniendo fina: "Qué asco, todo por el dinero", "no té harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. Éxodo 20:3-5", "esta cree en la Virgen cuando le interesa!!!", "publicidad de la medalla, así como quien no quiere la cosa, esa es la realidad de la publicación", "por dinero baila el perro"... Por recibir, recibe incluso de los unionistas más delirantes: "Jamás compraría Tous. Nacionalistas y pésima calidad". Un nuevo éxito de Tamara Falcó. Genio.

Tamara Falcó / Instagram