Parece que se ha instalado una nueva moda en Madrid: el de la apertura de bares y restaurantes de expolíticos. Pablo Iglesias acaba de abrir la persiana de la taberna Garibaldi, en el barrio de Lavapiés, y un rival ideológico como Iván Espinosa de los Monteros está a punto de hacer lo propio en otra zona de la capital de España: el restaurante Las Salesas. El ex de VOX, marido de Rocío Monasterio, se lanza de cabeza a la hostelería. Se trata de una información de 'LOC', que detalla la ubicación, una zona de moda de la ciudad, y otros detalles interesantes: por ejemplo, los compañeros de viaje del ultra expulsado del paraíso de Santiago Abascal. Tela marinera.
Socios como 'El Turronero', el famoso empresario andaluz que monta festivales por su cumpleaños, con 2.000 invitados VIP y grupos de música bastante populares. Es el mejor amigo de Bertín Osborne, y padrino frustrado del hijo que el cantante ha tenido con la esteticista Gabriela Guillén. Este personaje, sin embargo, no es el único famoso que sube al barco: también tenemos a Tamara Falcó, cuando menos de manera indirecta. La marquesa de Griñón ha colocado allí a su marido, que pasa el día mano sobre mano desde hace meses. Íñigo Onieva vuelve al negocio, y todo gracias a la familia política reaccionaria de su mujer: el españolismo más casposo.
Onieva está en el paro desde que lo echaran como director de operaciones de los restaurantes Tatel y Totó, un conglomerado participado por Rafa Nadal, Enrique Iglesias, Cristiano Ronaldo o Pau Gasol. Todas las tentativas de reincorporarse al trabajo han sido infructuosas, nadie lo quería. Tampoco sus iniciativas personales salían adelante. Un mueble. Tamara ha tenido que tomar medidas y pedir favores, al estilo de Juan Carlos con los jeques para encontrar algo que hacer a Froilán. El afortunado, o el 'primo', es Iván Espinosa de los Monteros, que ha vuelto a la banca de inversiones con el dinero del Turronero. Veremos si la jugada sale bien o acaba como el famoso estudio de arquitectura de su mujer, acusado de irregularidades diversas y con problemas judiciales con famosos como Arturo Valls.
Onieva parece encontrar la luz después de las tinieblas. Las de las discotecas, prohibidas por Tamara si quería pasar por el altar, y también las del mercado laboral. No quería dedicarse al negocio de los Onieva, comerciantes de electrodomésticos a gran escala, y tampoco ha cuajado su idea de quedarse el mítico Café Gijón, una posibilidad rechazada sin paliativos por los propietarios del local. Su futuro son Las Salesas, en el barrio más cool de Madrid pero con nombre de monja. Muy adecuado para un Falcó, ni que sea postizo. Veremos cuánto dura la broma. Onieva es gafe.