Tamara Falcó e Íñigo Onieva ya han recuperado sus compromisos profesionales tras su interminable luna de miel que les ha tenido entretenidos todo el verano. Los tortolitos están muy ocupados, más de lo que les gustaría. A la espera de la entrega de su nueva casa, la marquesa de Griñón tiene muy claro que le gustaría ser madre con el empresario. Siempre dijo que no era una prioridad, pero si algún día lo fuese sería con la persona de su vida, acompañada, y después de casarse. La hija de Isabel Preysler es muy religiosa.
Por ahora, Tamara Falcó no está embarazada, no han tenido tiempo de intentarlo. Debido a su viaje a Sudáfrica, ambos debieron ponerse unas vacunas para protegerse de enfermedades que son incompatibles con el embarazo. Pondría en serio riesgo al bebé. Por este motivo siempre utilizaban protección. El médico les puso tres meses de margen. Ahora sin sus efectos ya podrían concebir al futuro bebé.
Desde que volvieron a Madrid, Tamara Falcó e Íñigo Onieva no han estado solos ni un segundo solos. Siempre les acompaña algún familiar o amigo, además la agenda de ambos está repleta de compromisos profesionales o personales. De esta forma apenas tienen tiempo para tener descendencia. Cuando llega la noche acaban muy cansados.
Viven con la madre y se va de vacaciones con la suegra
Hace unos días el matrimonio se volvió a marchar de viaje, a Roma concretamente, pero no fue una escapada romántica porque les acompañó la madre de Íñigo Onieva, Carolina Molas, su hermana, Alejandra Onieva y su hermano Jaime. Además, la pareja está viviendo en casa de Isabel Preysler hasta que finalicen las reformas de su ático dúplex.
"Viven en casa de mami y cuando salen de fin de semana van con los suegros, pero ¿aquí cuándo hay intimidad para encargar todo lo que hay que encargar?", ironizó Alfonso Arus sobre los planes de "quedarse embarazados" de los tortolitos. Según el periodista, Tamara no se concentra, no está muy interesada en el asunto.