El lunes 23 de noviembre se hizo oficial que la hija de Isabel Preysler, Tamara Falcó, ha encontrado de nuevo el amor. Y no, no hablamos de Dios, sino del apuesto ingeniero madrileño de 31 años, Íñigo Onieva. Una relación muy reciente, de apenas pocos meses, aunque se conocen desde hace mucho tiempo. Pues Tamara y su chico, amante de los coches, se mueven en el mismo círculo de amigos de la alta sociedad madrileña.

Desde que se supiera que la experta en moda vuelve a estar enamorada, se ha convertido en la mujer más seguida del momento. Los reporteros han ido detrás suyo hasta conseguir las primeras imágenes en compañía de su nuevo amor. Y lo han hecho. La revista ¡Hola! se hace eco de unas capturas en las que Tamara e Íñigo aparecen muy pendientes el uno del otro, paseando por las calles de Madrid mientras se beben un enorme té.

Aunque lo impactante de las imágenes no es la complicidad que desprenden, ni el impoluto look blanco de los pies a la cabeza de Falcó. Sino un pequeño gran detalle del ingeniero madrileño que ha alarmado a algunos, y más en los tiempos que corren. El novio de Tamara, atención porque impresiona, lleva la mascarilla mal puesta. Pese a los esfuerzos de las autoridades y médicos, de recordar que siempre debemos cubrir la nariz y la boca, Onieva se pasea por la capital con la nariz al descubierto dejando claro que aún no ha aprendido a colocarse correctamente la mascarilla. De las tres fotos que hay se aprecia en la tercera. ¿Qué pensará Isabel Preysler al respecto? Y es que la socialité está muy concienciada con el tema, a sus casi 70 años. Con la salud no se juega.