Tamara Falcó e Íñigo Onieva se casaron hace un año, el verano pasado, después de una importante crisis y perdonar una infidelidad, vieron que estaban destinados el uno para el otro y decidieron retomar su enlace matrimonial. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. La colaboradora de televisión muestra en sus redes sociales una vida idílica con el empresario de ocio nocturno. Fotografías donde se les puede ver en sus viajes transoceánicos muy enamorados. La hija de Isabel Preysler reveló que en ocasiones discuten porque son muy diferentes en algunas cosas, pero está agradecida a su marido porque le ha sacado de su zona de confort. "Íñigo me saca de mi zona de confort y aunque pataleo bastante, porque a mí me encanta estar en mi zona de confort, he tenido unas experiencias increíbles como han sido estos viajes y hago cosas de aventura que nunca habría hecho y me encanta despertarme abrazada por las mañanas. Es una gozada, pese a lo que diga mi fisio que es malísimo para el cuello me da igual. La verdad es que me gusta mi vida con él”.
En cuanto al verano, la hija de Preysler nos confesó que "nos ha salido redondo" aunque al principio pensaron "menuda caca, porque después de tu luna de miel, todo parece que va a ir para abajo, ¿no? Y al final hemos ido de una cosa con la otra con la otra, y nos íbamos pellizcando, pero nos está saliendo así de bien el verano. La verdad es que muy contentos”.
Tamara Falcó no se fía de Íñigo Onieva tras la infidelidad
Y ahora está doblemente feliz con sus compromisos profesionales. Es uno de los rostros más demandados y se ha estrenado con notable éxito en la décima edición de ‘Got Talent’ tras la ausencia de Edurne. Para tener una vida plena le faltaría ser madre, aunque confiesa que es algo que no le quita el sueño. Parece que no es una prioridad para la hija de Isabel Preysler ni para su marido, que no quiere atarse con un bebé.
Esto ha hecho sospechar a Tamara Falcó, que desde aquella infidelidad no tiene claro que Íñigo Onieva sea el amor de su vida, pero tampoco quiere acabar con todo porque se quedaría completamente sola y cada vez con una edad mucho más mayor. Sin que se entere el joven, la hija de Isabel Preyler ha pedido a su círculo más íntimo de amigas que vigilen al empresario. Se mueven por su mismo círculo y están al corriente de todos sus movimientos y de la gente con la que se relaciona.