'O sea, que fuerte'. La reina del 'pijerío' patrio y marquesa de Griñón se mezcla con la plebe para acabar a toda prisa sus compras de Navidad. Sí, Tamara Falcó, este ser al que le molestan tanto los olores corporales de los trabajadores que utilizan el transporte público, y la misma que se acaba de comprar un ático de 1,5 millones de euros diseñado por el arquitecto de los famosos, Joaquín Torres. Qué disgusto para su madre, Isabel Preysler, válgame Dios. Estamos espeluznados, después de ver la serie de imágenes que los paparazzis han captado de la socialité en un bazar chino. Sí, lo que antes conocíamos como un 'todo a cien'. Que acabe ya el 2020, por favor, que esto es insoportable.
Efectivamente: Falcó baja al barro cuando no le queda más remedio... o cuándo no quiere gastarse más de 10 euros, como todo quisqui. Imaginamos el trauma inhumano que habrá supuesto para la mujer, escogiendo varios objetos en una tienda tan vulgaris. Bueno, sí que se puede decir que le ha hecho el agosto a los simpáticos comerciantes del establecimiento, porque ha salido de allí con una bolsa gigante, casi más grande que ella. ¿Qué llevaría allí dentro? ¿Regalos para su nuevo novio? ¿Para mamá o tito Mario? ¿O quizás para el servicio que le atiende en casa? Lo único que hemos podido atisbar del contenido ha sido un buen manojo de rollos de papel para envolver presentes. Del resto, ni idea. Pensándolo bien, es normal: en las tiendas de 'La MIlla de Oro' no te envuelven nada, eso es de pobres. Tamara ha salido de la tienda con cara de asco, y haciendo un esfuerzo titánico ha arrastrado la compra hasta su cochazo de 100.000 euros. Todo sin dejar ni un momento de hablar por teléfono. Estaría explicándole a su interlocutor el drama que estaba viviendo haciendo de Mamá Noel. Vaya hazaña.
Dicen que los muy ricos mean colonia. Ahora sabemos que, a veces, es de imitación. Una triste historia de Navidad...