Las Navidades han marcado un punto que podría ser de no retorno en la relación entre Tamara Falcó e Isabel Preysler. Por primera vez, la marquesa de Griñón no ha pisado Villa Meona, el icónico hogar de su madre, durante las fechas más importantes del año. Tamara prefirió pasar la Nochebuena con la familia de su marido, Íñigo Onieva, y posteriormente con su hermano Manolo Falcó, dejando claro que el conflicto familiar sigue sin resolverse.

El origen de esta fractura sigue siendo Íñigo Onieva, cuya relación con Isabel Preysler es abiertamente hostil. Isabel nunca aceptó al empresario, a quien considera un marido poco adecuado para su hija. Por su parte, Íñigo ve a Isabel como una amenaza constante y ha intentado, con éxito, aislar a Tamara de su madre. La marquesa, además, enfrenta una crisis personal y emocional que ha intensificado su frustración. Tras varios meses intentándolo, Tamara no ha conseguido quedarse embarazada, lo que ha añadido un peso emocional enorme a su ya delicada situación.

Isabel Preysler, cada vez más sola y desencantada

Las tradicionales Navidades de Isabel Preysler, siempre marcadas por sus lujosos posados en revistas y cenas familiares impecables, han sido este año un vacío absoluto. Sin Tamara a su lado y sin el control que solía ejercer sobre su núcleo familiar, Isabel ha vivido las fiestas con una tristeza evidente. Mientras tanto, Íñigo Onieva sigue siendo una sombra incómoda en su vida. Isabel, con sus contactos en la alta sociedad madrileña, continúa vigilando cada movimiento de su yerno, convencida de que tarde o temprano saldrán a la luz nuevas pruebas que podrían romper su matrimonio con Tamara. El inicio de 2025 deja en el aire muchas incógnitas: ¿lograrán Tamara e Isabel recomponer su relación? ¿Dará Tamara un paso adelante respecto a su matrimonio con Íñigo? Lo único claro es que este triángulo familiar seguirá generando titulares explosivos durante los próximos meses.