Desde la muerte del marqués de Griñón, Tamara Falcó ha cortado todo tipo de vínculo con Esther Doña, la viuda de su padre. Tras una negociación millonaria que puso punto final al usufructo del histórico Palacio El Rincón, la hija de Isabel Preysler no volvió a mirar atrás. Ni llamadas, ni mensajes, ni siquiera un simple “gracias”. La relación, si es que alguna vez existió, ha quedado sepultada junto a Carlos Falcó.

A pesar de que la marquesa trató de proyectar una imagen conciliadora ante las cámaras al afirmar que “todo fenomenal” con la viuda de su padre, la realidad detrás de escena era muy diferente: la herencia fue el último vínculo que las mantenía unidas y, una vez repartida, cada una siguió su propio camino. Tamara no olvida que, mientras su padre aún estaba con vida, ya experimentaba un rechazo silencioso hacia Esther. Ahora, con el patrimonio redistribuido y el palacio en su poder, la distancia entre ellas se ha transformado en un frío absoluto.

El usufructo millonario: la jugada maestra de Esther Doña

Detrás del supuesto acuerdo amistoso se esconde un negocio implacable. Esther Doña recibió varios millones de euros al ceder su parte del usufructo, permitiendo así a Tamara y su hermano Manolo poner a la venta el emblemático Palacio El Rincón por una cifra cercana a los siete millones de euros. Un golpe financiero maestro, sin duda, pero también el cierre simbólico de una etapa familiar que Tamara preferiría borrar del mapa.

Doña, después de firmar el acuerdo, ha estado disfrutando de una vida cómoda y libre de responsabilidades. Sin embargo, ese alivio económico trajo consigo el veto total por parte de la marquesa de Griñón. Tamara, en particular, ha dejado claro — tanto en privado como entre sus allegados— que nunca consideró a Esther Doña parte de su círculo y, tras la venta del palacio, la desconexión entre ellas es absoluta.

 “Nunca hemos tenido mayor relación”: la confesión más dura de Tamara Falcó

En declaraciones públicas, Tamara ha sido tajante: "No tenemos mayor relación, pero no por nada, es que nunca la hemos tenido. Nunca hemos tenido contacto ni cuando estaba mi padre vivo”. Una afirmación que no deja lugar a dudas y que desmonta cualquier intento de cordialidad post mortem. Lo cierto es que, aunque Doña asegura que Tamara la apoyó al inicio de su relación con Carlos Falcó, todo cambió tras la boda. Desde entonces, el trato fue mínimo y forzado. Y tras la muerte del marqués, simplemente desapareció.

Esther Doña, por su parte, ha intentado en varias ocasiones suavizar la narrativa, asegurando que hubo un tiempo de cordialidad. Incluso relató que Tamara la aceptó en un inicio: "Hubo una relación más cercana cuando comenzamos a salir. A mí me dijo Carlos que habló con Tamara y le dijo que me había conocido. Le enseñó una foto y ella le dijo: "Me encanta para ti", confesó Doña tras la muerte de Carlos Falcó. Pero todo cambió, según la viuda, tras la boda. Desde entonces, la distancia se volvió normal y el desprecio, evidente. Su confesión más amarga: Tamara ni siquiera le dio el pésame tras la muerte del marqués. Esther Doña lo dijo sin rodeos: “Ni me acuerdo de la última vez que (Tamara) me llamó por teléfono”. Y por lo que parece, nunca volverá a hacerlo.