Según la Wikipedia, Isabel Preysler es una socialité hispanofilipina, uno de los rostros más famosos de la prensa rosa, pero no por su belleza, sino por su gran pasión por el bótox. Siempre que llega deslumbra con su presencia que está totalmente embalsamada por los retoques estéticos. La web sigue describiendo todo su historial amoroso, desde su relación con Julio Iglesias, pasando por Carlos Falcó, siguiendo con el economista Miguel Boyer y acabando con Mario Vargas Llosa. Fruto de todo este historial, la VIP es madre de cinco hijos, Chabeli, Julio Iglesias Jr., Enrique Iglesias, Tamara Falcó y Ana Boyer. Todos ellos siguen los pasos deluxe de sus familias, forma parte de proyectos televisivos y se lucran con sus respectivos apellidos, nepobabies de cabeza a pies. Sin embargo, quien tiene en mente seguir literalmente los mismos pasos que su madre es Tamara Falcó, la marquesa de Griñón. Y no nos refiramos a su historial amoroso, hablemos de su cuidado facial. Va por el camino de la madre.
Tamara Falcó ha encontrado el amor de forma más rápida que su madre, pero ha tenido la misma mala suerte. Íñigo Onieva ha sido su príncipe azul desde el primer día, incluso cuando se publicaba el famoso vídeo donde se besaba con otra joven, meses antes de la boda. Muy fuerte. A pesar de estos nanosegundos del metaverso, la marquesa lo perdonaba y ahora los dos están felizmente casados en su cuento de hadas y princesas. Onieva ha abierto un restaurante, y la marquesa se estrenará como miembro del jurado de Got Talento, mientras continúa desde El Hormiguero. Además, además, también se adentraba en el mundo de las redes sociales como influencer, y no de productos low cost. Tamara Falcó es imagen de marcas deluxe, como Sisley Paris, una marca de cremas para un skincare de alta gama, el cual nos ha enseñado de primera mano la influencer.
Se sentaba en el tocador de su habitación, para enseñarnos paso a paso de toda la rutina. Primero una mascarilla que tenía que reponer en la piel un rato, después un contorno para las bolsas de los ojos y por último una crema hidratante. Un vídeo para promocionar la nueva venta de la marca, "La Rose Noire, mi gama preferida de Sisley Paris para juventud y vitalidad" Pero eso de 'juventud y vitalidad' está por ver, ya que en el vídeo se puede notar perfectamente que no tiene ni una arruga, va por el mismo camino que su madre, le encanta el bótox. Los comentarios no pueden evitar burlarse de la situación "Cutis perfecto de bótox" "Se da la crema maquillada" "Con todos mis respetos, esa cara sin una arruga no es solo de usar cremas.." Pillada de lleno.
Y es que Tamara Falcó no está promocionando cremas de Nivea. Los productos cuestan un total de 500 euros. A la web oficial, podemos comprobar que la mascarilla del inicio vale 158 euros, el contorno de ojos vale 141 y la crema del final ni más ni menos que 200 euros. Productos de oro para una piel que es de plástico. Tamara Falcó, con 42 años, ya se ha sometido a una rinoplastia, y una inyección de bótox para evitar las arrugas de expresión, lo que os decíamos, va por el camino de la madre. Teniendo en cuenta que muy pronto lucirá igual de brillante y estirón que la socialité, esta publicidad es totalmente engañosa.