Tamara Falcó es la nueva gran cocinera del estado español. Que los Adrià, Aduriz, Dacosta y compañía se preparen, porque la marquesa de Griñón ha venido a birlarles la cartera. Hace dos años ganó 'Masterchef Celebrity' y, desde entonces, Falcó se empecinó en convertirse en chef. Como todo el mundo sabe ya ha conseguido sacarse el título en la prestigiosa escuela 'Le Cordon Bleu', e incluso llegó a presentar un programa en TVE que, eso sí, fracasó. Ha venido a comerse el mundo, y punto.
No negaremos que lo de Tamara tiene mérito. Una mujer que no ha pegado un sello en su vida y para la que la cocina era aquella habitación de la que salían humos y olores desagradables, ha descubierto a sus 39 años el encanto y la magia de los fogones, de ensuciarse con salsas y condimentos. 'La vida te da sorpresas', que decía la canción. Y ahora, convertida en la nueva sensación culinaria y mediática, empieza a rentabilizar sus esfuerzos. Por ejemplo, sacando un libro de recetas que tiene chicha, jugo y sustancia: "Las recetas de casa de mi madre".
Tamara es muy famosa, sí, pero sabe que la reina de la familia no es ella. La corona es de su madre, Isabel Preysler, un nombre que se vende solo en determinados ambientes. Por eso utiliza eso de "la casa de mi madre" en el ejemplar, claro. Pero el título tiene trampa: las recetas de la casa de Isabel Preysler no son de Isabel Preysler. Ni mucho menos. Allí sólo prepara comidas y cenas la cocinera, Ramona, y el resto se lo zampa con aquella alegría. De hecho, en el vídeo de presentación de aquella edición de 'Masterchef', en la que Jordi Cruz y compañía la coronaron como la mejor, reconocía que "de cocina sé poco. En casa la que lo hace es Ramona, nuestra cocinera. ¡No tengo necesidad!". Ahora, sin embargo, sí que tiene una: vender libros.
Un libro que ha presentado esta mañana a Madrid y del que la madre ha pasado olímpicamente: no ha ido al acto con la prensa, quizás para evitarse un aprieto cuando le preguntaran por esta cuestión. Pero también es factible que ni siquiera se haya enterado de lo que hace su hija, porque está muy ajetreada acompañando a su compañero Mario Vargas Llosa en su deriva. En todo caso, la cara de Falcó era la de siempre: frivolité. Esta es su especialidad más conocida: la cocina a la plancha, estofada, asada y en papillote, que es más cuqui.
Venga, todo el mundo a hacerle la croqueta a Tamara, que estrena la categoría de la aristocracia gastronómica. Empieza mal, eso sí: apesta a 'todo a cien', que los conoce bien.