Si el fin de semana ha sido monotemático en torno a la boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva, el lunes la fiesta no se acaba. Ahora es el after de la postboda, cada uno en su casa, en el trabajo o en cualquier lugar donde haya un ejemplar de la revista 'Hola!', que ha salido este lunes con número especial y exclusivo. Han pagado mucho, dicen que 1,6 millones de euros, por el acontecimiento social más importante de la España rica, rancia y antigua. Ahora bien, parece que este no es un negocio que se mida en rentabilidad ni ventas. Aquí se trata de marcar paquete. De postureo y exhibicionismo. La revista va hasta arriba, chorrea clasismo. Qué escándalo.
La cuestión primordial era saber cómo era el maldito vestido de novia de la Falcó, que tantos problemas, mentiras, súplicas, viajes y emisiones de CO2 ha costado conseguir. Carolina Herrera socorrió a Isabel Preysler después de la patada a las vascas Sophie te Voilà, e incluso envió a su genio Wes Gordon para supervisar cómo quedaba la pieza durante la ceremonia. Una novia pudorosa, guapa, pero sin arriesgar demasiado. Decían que se había inspirado en Grace de Mónaco, pero finalmente se parecía más a la reina Letizia. Los entendidos hacen una descripción curiosa: "Moda medieval".
Tamara, una novia medieval y que copia a la reina Letizia
Es curiosa porque se suponía que Tamara "rompería con estilo clásico" de la moda nupcial. Ella, sin embargo, en vez de avanzar en el tiempo, ha retrocedido. Muy adecuado para su mentalidad, por otra parte. Del diseño, elaborado en 5 semanas, destaca la longitud del velo y de la cola. También unas mangas francesas, pero lo más llamativo es "un escote de tipo barco y una silueta corazón con bordados en tonos ocres que dejaba al descubierto su cuello y clavículas". Se parece muchísimo a lo que Pertegaz hizo a la mujer de Felipe VI. Pero muchísimo. Seguro que dicen que era un guiño a la Casa Real, para justificarse. Poco original, sin dudas.
Los Onieva, desaparecidos en la exclusiva del millón y medio euros: malestar entre Isabel Preysler y Carolina Molas
De los Onieva, en la portada, solo tenemos al novio. A Íñigo. Y ya. En un pequeño recuadro aparece una foto de familia del clan Preysler-Falcó. Ni Carolina Molas, la suegra, ni la cuñada actriz y bombera Alejandra Onieva. Borrados. Paga Hola!, solo VIPS de verdad. La imagen transmite esta sensación, es como si no existieran. Molas accedió a salir en la exclusiva pero solo para que su hijo cobrara. Huye del mundo de su consuegra Preysler. De hecho, la relación entre ellas es mala y gélida. En el convite, dicen las crónicas, ni se miraron a la cara, ni hablaron, ni nada. Incluso hubo una amenaza de levantarse y marcharse. ¿Se sienten humillados? Con portadas como esta, tampoco nos extrañaría.
Ahora la luna de miel de mes y medio, y después, la cuenta atrás hacia al divorcio. No durarán. Pero que las quitan lo bailao y lo facturao.