Las tradiciones están para cumplirlas. Punto final. Cuando menos, es lo que impera en el programa 'El Hormiguero' de Pablo Motos. El show de Antena 3 empieza siempre, siempre, siempre con el presentador y el resto del equipo bailando una coreografía. Sí, lo sabemos: el espectáculo provoca una mezcla de penita y vergüenza ajena. Y se repite más que una cabeza de ajos. Pero amigos y amigas, es lo que hay. Si no quieres bailar con Motos, mal. Muy mal. Pecado. Herejía. La solución es sencilla: como hay tantos programas en las televisiones, puedes coger la puerta y fichar por la competencia.
Ahora bien, no es lo que pasa con determinadas colaboradoras, especialmente una, la más protegida de todas. Va, unas cuantas pistas sobre su identidad: es marquesa, millonaria, cocinera y muy 'pija'. Y desde hace unos días, escritora de libros de recetas con trampa. Esta era fácil: Tamará Falcó. La hija de Isabel Preysler va una vez a la semana al plató de Atresmedia y nos regala su particular punto de vista sobre todo tipo de cuestiones. Con eso considera que ya tiene suficiente. De bailar, ni hablar. Mejor quedarse sentada y mirarlo desde la barrera, junto con otras colaboradoras con más tablas televisivas como Nuria Roca o Cristina Pardo.
Las tres mujeres pasaron olímpicamente de hacer el papelón ejecutando el baile del mítico tema 'Staying Alive' de los Bee Gees, dejando que los compañeros varones sudaran la gota gorda. Una actitud pasiva y pasota que no pasó desapercibida para Pablo Motos, que al acabar su interpretación le estiró de la oreja. Con afecto, claro, no fuera que Tamara se ofendiera mucho, pero con una pulla de las que hacen daño: "Qué vergüenza me da pertenecer a este equipo, qué falta de profesionalidad. Es impresentable". La excusa de la chef y aristócrata es que no había tenido tiempo de prepararse la coreografía, tan atribulada cómo va por la vida. E intentó redimirse con el 'jefe' halagándolo: "es que lo hacéis tan bien...".
Sea como sea, la noticia es que Falcó se ganó que la riñeran frente a millones de espectadores que siguen cada noche el programa, uno de los más vistos de la cadena. Se fue 'calentita' a la fiesta de VIPS fachas que su "padrastro" Mario Vargas Llosa organizó el día siguiente, una juerga con 'capea' y caspa en abundancia. Seguro, eso sí, que el calor de sus compañeros ideológicos y de clase le hicieron olvidar rápidamente el repaso.
Las celebrities y socialités son así: las cosas, de una en una y sin prisas. No sería cuestión de agobiarse y hacer más de lo que tenías previsto, ni siquiera por respeto a tu trabajo. Quizás que más que un puesto de trabajo, eso de ir a la tele es un hobby.