Lo que debía ser un homenaje íntimo a María Teresa Campos ha terminado por convertirse en un drama con tintes de ruptura familiar. Terelu Campos planeaba revivir la tradición de asistir a las procesiones de Málaga junto a su hija Alejandra Rubio, su hermana Carmen Borrego y el resto del clan. Sin embargo, el inesperado anuncio de que Alejandra pasaría estos días festivos en Madrid junto a su pareja, Carlo Costanzia, cayó como un jarro de agua fría.
Lejos de buscar conciliación, Carlo ha reafirmado su decisión de quedarse en la capital para supervisar la apertura de su nueva barbería, un proyecto que ha absorbido toda su energía en los últimos meses. La elección del nombre del local, Brigante’s (que significa bandido o ladrón), ha generado desconcierto e incluso molestia en algunos sectores de la familia, que no ven con buenos ojos el simbolismo de esta denominación.
Carlo Costanzia da la espalda a las Campos
La negativa de Carlo a viajar a Málaga, alegando compromisos laborales ineludibles, ha sido interpretada por muchos como un desprecio velado a la familia Campos. El actor ha decidido poner por delante la apertura de su local en Vallecas, donde se involucra personalmente con los trabajadores para agilizar la inauguración. Aunque esta dedicación es admirable para algunos, Terelu lo interpreta como una clara señal de indiferencia hacia sus vínculos familiares.
Alejandra Rubio, en defensa de su pareja y su proyecto de vida en común, ha optado por mantenerse en Madrid y romper con la tradición. Esta decisión ha sido el detonante de una fuerte discusión con su madre, marcada por lágrimas, reproches y el temor de Terelu a perder no solo la cercanía con su hija, sino también el contacto directo con su nieto, nacido hace apenas unos meses.
Las Campos, divididas por el amor de Alejandra y la ambición de Carlo
Fuentes cercanas aseguran que Carmen Borrego ha intentado mediar en el conflicto, instando a su sobrina a reconsiderar su postura, pero el muro levantado por Alejandra parece infranqueable. Al parecer, Alejandra está decidida a respaldar a Carlo al cien por cien en este momento, lo que ha puesto a Terelu en una situación de profundo sufrimiento emocional, sintiéndose marginada y sola en una de las celebraciones más significativas del año.
Para el clan Campos, la Semana Santa no era un simple periodo vacacional. Era el símbolo de la unidad familiar, el reencuentro con sus raíces malagueñas y, sobre todo, un tributo a María Teresa Campos. Sin embargo, la ausencia de Alejandra Rubio en estos días significativos ha hecho que la brecha emocional entre madre e hija se ensanche peligrosamente. De hecho, este desplante no solo marca un antes y un después en su relación, sino que deja claro que el nuevo rumbo de la pareja podría ser incompatible con el legado emocional de las Campos. Este 2025, la Semana Santa más esperada tras el nacimiento del primer nieto de Terelu Campos se ha transformado en una montaña rusa de emociones, decisiones incomprendidas y un profundo silencio entre madre e hija. ¿Será esta ruptura el principio del fin para el núcleo familiar del clan Campos? Solo el tiempo lo dirá.