María Teresa Campos, una de las voces más influyentes de la televisión en España, no solo fue víctima del paso del tiempo, sino también de un entorno familiar que, lejos de protegerla, habría acelerado su declive. A lo largo de los últimos años, la imagen pública de la presentadora fue eclipsada por un deterioro silencioso que muchos atribuyen a la influencia tóxica de sus propias hijas: Terelu Campos y Carmen Borrego.
El reality “Las Campos” se promocionó como una ventana íntima al hogar de una familia televisiva, pero tras bastidores, se vivía una realidad muy diferente. María Teresa, entonces ya en edad avanzada, se enfrentó a jornadas maratonianas de grabación, cambios de guion improvisados y presiones externas que minaron su salud. Mientras tanto, sus hijas aprovechaban el escaparate mediático para alimentar un estilo de vida de celebridad, con gastos que rayaban lo absurdo.
Lejos de representar un homenaje a su trayectoria, “Las Campos” se convirtió en el símbolo del inicio del ocaso para María Teresa. Las escenas que parecían entrañables ocultaban un sacrificio emocional que pocos imaginaban. La comunicadora, aquejada por problemas de movilidad y claustrofobia, se vio obligada a participar en retos televisivos que excedían sus límites físicos. ¿El motivo? Según fuentes cercanas, las verdaderas interesadas en continuar con el proyecto eran Terelu y Carmen, quienes veían en cada episodio una oportunidad para reforzar su presencia mediática y asegurar nuevos contratos publicitarios. El confort de su madre parecía secundario frente a los flashes y las exclusivas.
La extravagancia del estilo de vida de las Campos
El detalle que ha escandalizado a muchos es, sin duda, el uso de geles de baño de la marca Bulgari para las duchas de las hijas de María Teresa. Este gesto, más que una excentricidad, simboliza el nivel de exigencia económica que las Campos imponían a la fortuna materna. A ello se sumaban otros rituales igualmente absurdos, como rociar Chanel Nº5 en los baños, como si se tratara de un palacio real.
Estas prácticas no eran anecdóticas, sino frecuentes. La periodista Pilar Eyre reveló lo siguiente: “Sobre Terelu Campos, recuerdo cuando el director general de una conocida productora de televisión, me decía que la hija de María Teresa Campos necesitaba como mínimo 36.000 euros al mes para sus gastos. Ante mi sorpresa, el máximo responsable de esa empresa me decía: ‘Es normal si a tu niña la bañas con gel y champú Bulgari’".
El ocaso de una reina de la televisión: entre la culpa y el olvido
La carga económica que soportaba María Teresa Campos era evidente. Durante las vacaciones, Terelu acostumbraba a solicitarle constantemente regalos a su madre, quien siempre cedía a sus deseos. "La madre siempre regresaba con el doble de lo que la hija le pedía", comentó Carmen Rigalt, una amiga íntima de la recordada comunicadora. Este derroche tuvo consecuencias devastadoras, ya que quienes la conocieron de cerca aseguran que María Teresa Campos vivía con una mezcla de resignación y tristeza. No solo por los problemas de salud que la aquejaban, sino por el peso emocional de ver cómo su esfuerzo de décadas se diluía en el champán de las fiestas, los bolsos de diseñador y las vacaciones interminables de sus hijas.