Aquellas personas que no están abonadas a Mitele Plus pronto podrán disfrutar de la ansiada segunda temporada de la serie documental de Rocío Carrasco. Justo un año ha tardado en emitirse en abierto. Es una de las apuestas más firmes de Telecinco por recuperar el liderazgo perdido en el último curso televisivo. En estos nuevos capítulos, la hija de Rocío Jurado se centra principalmente en su familia televisiva, los Mohedano.
La semana pasada se emitió la décima entrega centrada en el polémico testamento que Rocío Carrasco encontró entre los enseres de su madre y que era totalmente distinto al que finalmente dejó la cantante antes de su muerte.
Rocío Carrasco dejaba herencia a sus nietos
Antes de desvelar el contenido del testamento, Rocío Carrasco explicó cómo se repartió la herencia de la artista, con la que parte de la familia no estuvo de acuerdo. En aquel testamento, la artista legaba la ganadería de Yerbabuena a su marido, José Ortega Cano, mientras que a sus nietos, Rocío y David Flores, les dejaba los chalets de La Moraleja y de Cotos de Monterrey, con los enseres incluidos.
A diferencia del testamento definitivo, en éste Rocío Carrasco sí que dejaba herencia a sus nietos. Sin embargo, al ser estos menores la Jurado pretendía nombrar a su hermana Gloria como administradora "de los frutos y rentas de dichos bienes para todo lo que implique gastos de alimentación y educación", pudiendo además disponer de esos bienes como quisiera "sin autorización judicial ni subasta pública”.
"Yo para pagar el colegio de mis hijos le hubiera tenido que pedir dinero a Gloria", explica Rocío Carrasco, añadiendo que de haberse materializado ese testamento "jamás" habría acudido a su tía para pedirle dinero.
Si las cosas hubiesen sido finalmente así, Antonio David Flores hubiese sido millonario hasta que sus hijos hubiesen cumplido la mayoría de edad. Ya que como padre, y persona con la que vivían los pequeños entonces hubiese podido disponer de todas aquellas propiedades.