Alicia Castro Masaveu es una vieja gloria de la política española. Bueno, gloria, gloria, tampoco. Lo dejaremos en que ha conseguido chupar de la teta pública durante décadas. La cima de su carrera ha sido ejercer de diputada en el Congreso de los Diputados durante 3 legislaturas representando al PP de Asturias. Un territorio convulso para los populares, con el cisma de Francisco Álvarez Cascos y compañía. De hecho se dio de baja del partido en 2011, siguiendo la estela del exministro de Fomento de Aznar. Pero vaya, que una cosa es romper el carné de la gaviota y otra dejar de ser facha. En su caso, de hecho, cada minuto que pasa lo es más, y más, y más, de manera proporcional y sincronizada con sus complejos españolistas.
Alícia parece reaccionaria e intolerante, pero no será porque no haya recibido una formación académica amplia, rica y diversa. Todo lo contrario, debe ser un vicio personal: es Licenciada en Derecho y en Geología. Esta última carrera la cursó en la Universitat de Barcelona. No tenemos datos exactos de la época en la que vivió en Catalunya, pero da la impresión que fue bajo la dictadura franquista. La era dorada de su parroquia, en la que el catalán era un idioma de indígenas, casi clandestino, silenciado y reprimido. Se sentía muy a gusto, seguro que sí. Ahora, muchas décadas después, debe sentir nostalgia o algo, hecho que explicaría el ramalazo de catalanofobia que firmó hace unos días en Twitter. Así, por la cara.
Alícia Castro, pepera y catalanófoba cinco estrellas
No sabemos exactamente qué desorden sufrió la protagonista de este episodio tan lamentable y tan habitual en la españita, pero el día 6 de marzo tenía dolor de barriga como mínimo. Y ya se sabe, cuando los intestinos tiemblan y rugen, la siguiente parada acostumbra a ser en el inodoro.. Solo que en este caso utiliza las redes sociales de inodoro, dejando su huella personal y pestilente. Atención al lamento patético y lleno de odio, de desprecio y de todo aquello que, se supone, debería no mostrar una representante pública electa de una democracia plena y blablabla. "Entre los que ponen post en catalán y los que escriben en gallego y demás, ya no sé si vivo en España o en en un país lejano. Toda esta historia no tiene sentido, tenemos el idioma más hablado del mundo y aquí se dedican a menospreciarlo". Ea, y sin despeinarse. Crack. Olé tú, Alicia, máquina. Vargas Llosa estará orgulloso.
Toni Albà tritura a la exdiputada asturiana, que rezuma odio contra Catalunya y contra las lenguas cooficiales del Estado
Pues bien, si no quieres polvo, no vayas a la era, amiga. Alícia se ha pasado tres pueblos rezumando bilis, pero la respuesta que está recibiendo la ha devuelto al punto de partida. Es decir, a las profundidades de la caverna, donde reina la oscuridad, la ceguera y el catetismo español. Uno de los que más la ha empujado ha sido el actor Toni Albà, un genio haciendo reír y una apisonadora cuando se trata de destruir a los enemigos de Catalunya y de su lengua. No se corta un pelo, no lo ha hecho nunca y tendrían que venir muchas Alicias al mismo tiempo para ni siquiera hacerle cosquillas. El de Vilanova i la Geltrú, a la yugular con su estilo habitual: "Las autoridades sanitarias advierten que esnifar francocaina provoca facheztupidez y secuelas permanentes". Así, sin anestesia.
Se lo diremos a Alícia en castellano para que le quede claro: "Al que anda, le pasa". Quizás la próxima vez se reserva sus opiniones para las cenas de Navidad, dónde no tenemos ninguna duda que ella será la cuñada.