'Mask Singer' ha puesto el punto y final a su primera edición. La ganadora de este particular concurso de disfraces y canciones ha sido Paz Vega ('Catrina'), por delante de Genoveva Casanova ('Caniche'), Jorge Lorenzo ('Cuervo') y, lo que era un secreto a voces, Toni Cantó ('Camaelón'). La participación del político valenciano no ha sorprendido a nadie, después de haber sido cazado por una de las pistas de la semana anterior: una foto con Chiquito de la Calzada. Sólo quedaba verle quitarse la máscara, y andando. Ha quedado en tercera posición, seguramente el mayor éxito profesional de su vida desde que hizo '7 vidas' (precisamente, con Paz Vega). También le ha servido para volver a disfrutar de unos minutitos de televisión y de "fama", cosa que como político no ha probado más allá de por intervenciones ultras y antiindepes, o por fiascos maravillosos en el extinguido UPyD y Ciudadanos, que roza la desaparición.
El momento de la revelación del valenciano ha estado a la altura del personaje: casposo y lamebotas. Como en el equipo de investigadores estaba Malú, no ha dejado pasar la oportunidad de hacerle la pelota a su pareja, Albert Rivera, exlíder del partido que todavía le paga el sueldo. "Estuve con él hace unas semanas y no sabes lo que me costó no decirle ni pÍo de lo que estaba haciendo", dijo a la cantante. Tampoco es que fuera ninguna novedad: Toni, menos trabajar haciendo política útil, cualquier cosa. Donde la aparición de Cantó sí que ha tenido repercusión ha sido en las redes sociales, con un montón de reacciones de asco y mofa. "Qué grima", "le pega más la hiena", "le ha votado más gente haciendo de camaleón que de político", "ha sido la única vez que ha estado tanto tiempo en mi tele"... Más que impactar, se ha estrellado.
Una cosa está clara: Cantó se huele que su futuro como camaleón de la política apesta a cadáver, y ya se está buscando las castañas en el 'showbusiness'. Pobre de la cadena que lo contrate: tendrán que devolver puntos de 'share'. Provoca repulsión.