No falla. Toni Cantó abre la boca y de cada 4 palabras, 5 son mentira. Especialmente si el objeto directo, indirecto, sujeto o predicado de la oración contiene una bandera de España, un unionista, un policía nacional o alguien (o algo) que huela a Catalunya. En estos casos el valenciano hiperventila y empieza a vomitar falacias dirigidas a sus parroquianos, a medio camino entre Ciudadanos (su partido) y los ultras más recalcitrantes de VOX. La última muestra de la particular habilidad del mediocre actor pero peor político ha llegado a raíz del episodio vivido en la sesión plenaria del Ayuntamiento de Barcelona, donde se ha tenido que expulsar a un señor, españolista de pro, que interrumpía el desarrollo del pleno a gritos de "somos españoles" envuelto en la bandera nacional española. El hombre se ha tomado tan seriamente su papel de espontáneo unionista moralizador que la alcaldesa Ada Colau la ha llamado al orden en varias ocasiones, hasta que ha dicho basta y le han echado de la sala. Básicamente, por maleducado y pesado. Pero claro, la mente preclara de Cantó ha visto otra película.
Cantó fumaba en pipa. Pero no la de la paz. "Indignante. Echa al constitucionalista por sus acuerdos con los independentistas. Ni DUI ni 155 pero siempre con los de la DUI". Este es el particular análisis del diputado valenciano, el 'Superlópez' de la patria. ¿Cuál es su poder? Manipular e intoxicar todo aquello que pasa por su sesgado filtro. Todo en busca del aplauso de su grupo, obviamente, cosa que tampoco necesita ni de mucho talento ni de originalidad. Lo que tampoco es muy original, eso sí, es el resultado de la charada. A Cantó le silban los oídos por lo que ha recibido en redes. "Mentiroso" es el adjetivo más elegante. Pero no crean que eso le hará reflexionar. Es feliz así.
Normal que Cantó no entienda que te echen de cualquier reunión cuando ni callas ni dejas hablar. Pertenece a Ciudadanos. La meca de los 'montapollos'.