'Imposible is nothing'. Este lema publicitario resulta ideal para resumir la carrera profesional de Toni Cantó. Actor, político, defensor de la lengua castellana, presentador de televisión... Ha tocado muchos palos y todos de la misma manera: mal. Su gran momento de gloria llegó gracias a la interpretación. El valenciano era mediocre, pero saboreó el éxito con la teleserie '7 vidas'. Después... el abismo. Sin papeles ni oportunidades, vio un resquicio en la política de mano de Rosa Díez, de la que ha aprendido mucho. Sobre todo el odio, el chaquetismo impúdico y el fracaso estrepitoso y eterno. Tres áreas en las que se ha convertido en imbatible, el mejor. Sin discusión. Legendario.

De un UPyD agonizante saltó a Ciudadanos. De las cenizas de los naranjitos, a flirtear con el PP de Ayuso. La presidenta madrileña no lo quería porque sabía que era una apuesta a caballo perdedor, pero tuvo que colocarlo allí donde no molestara: le crearon la Oficina del Español, el chiringuito más inútil, caro y sinvergüenza de la historia de la democracia. También se lo cargó, claro, Cantó no se anda con chiquitas. Consciente del ridículo exasperante que estaba haciendo, empezó a mover ficha en los círculos de poder de la extrema derecha. Y cantó bingo con la nueva tele ultra 7NN, donde su excolega en Cs Marcos De Quinto había inyectado medio millón de euros con la intención de crear una FOX a la española. Le dieron un programa y todo, el 'Contoni': un show de entrevistas y humor. El estreno fue apoteósico, digno de Toni. Repugnante, cutre, patético... una obra maestra, vaya.

Crítica del estreno del programa de Toni Cantó en 7NN / Twitter

7NN, la tele ultra que fichó a Toni Cantó, a punto de la desaparición

El periplo televisivo de Cantó continúa vigente, aunque en 7NN están pasando cosas. Y gordas. ¿La principal? Que están a punto de echar la persiana. No la ven ni sus incondicionales y no la salvará ni un milagro. De hecho los responsables del ente, vinculados a la Fundación Francisco Franco o la secta ultra El Yunque han empezar a desguazarla, a cortarle el grifo, a asfixiarla hasta que expela su último aliento. ¿Primera medida? Echar a la mitad de la plantilla. El primer fin de semana de marzo hubo una cascada de despidos fulminantes, una veintena, como leemos en Aldescubierto.org. La parrilla matinal quedaba totalmente destruida, y ahora pasan productos enlatados adquiridos a precio de saldo. Pondrán toda la carne en la franja de tarde-noche, pero vaya, que ya saben cuál será su futuro inmediato: la calle. El segundo movimiento ha sido salir de la TDT, es decir, limitar su cobertura nacional en abierto. A partir de ahora sus emisiones solo las sufrirán los madrileños (o disfrutarán, que hay gente para todo). Quedará como una tele local menguante después de un año y medio de vida... y de 6 meses en contacto con el gafe Toni Cantó, socio de la parca de cualquier proyecto.

Toni Cantó / EFE

Hasta la última gota: Cantó estrujará a sus mecenas de extrema derecha antes del final que todos sabemos

Curioso el caso de Cantó, que mantendrá de momento el programa y su generoso sueldo mientras ve cómo ruedan cabezas a su alrededor. La suya también caerá, pero ya saben, siempre hay clases y clases. Y Toni aguantará hasta el último segundo en su cruzada... y en su Titánic personal. Saltará cuando no le queden más narices o cuando haya convencido a otro primo para seguir agrandando la leyenda. De momento ha batido un récord: si en UPyD pasó 7 años antes de destruirlos y 6 más en Ciudadanos, ahora solo le ha hecho falta medio año para impregnar su mala vibra a la nueva televisión y firmar su acta de defunción. El próximo proyecto que se prepare: podrían ser 6 segundos. O seis décimas. Nunca se sabe.

Toni Cantó / 7NN

El talento se manifiesta de formas insospechadas. La falta de talento, también. Toni encaja en ambas categorías, pero el resultado siempre es el mismo.