Toni Clapés es, aparte de uno de los mejores locutores que hay en la radio catalana, una persona que no suele morderse la lengua por lo que ve, especialmente, si lo que ve le hace hervir la sangre. El director y presentador del programa más escuchado de la radio en las tardes, su imperdible Versió RAC1, tiene la sana virtud de hablar claro y catalán. No sólo cuando tiene el micro de la emisora en frente, cuándo hace el programa desde su estudio, sino también, y muy a menudo, se expresa en términos demoledores desde las redes sociales. Sopapos con la mano abierta por diferentes temas, a menudo, que tienen que ver con el buen comportamiento, el respeto por los otros, el urbanismo y el civismo. O para ser más exactos, cuando hay falta de todo eso. Cuando ve alguna escena deplorable, indignante, indecente y directamente, denunciable, sobre lo que hacen algunos incívicos, no se calla ni una. Como lo que ha visto en Calella de Palafrugell.

Toni Clapés / TV3

Clapés veranea (o lo ha hecho) desde hace muchos años en el precioso rincón de la Costa Brava, como servidor de ustedes. Pero da igual que haya pasado allí. Si hubiera pasado en la otra punta del país, también habría dedicado la galleta con la mano abierta que ha soltado al ver unas imágenes que le han removido por dentro. El locutor de RAC1 ya se ha manifestado en términos demoledores cuando ha visto mucha basura esparcida por Barcelona sin que nadie la recoja o cuando ha presenciado comportamientos incívicos, especialmente durante el verano, por parte de algunos degenerados. Sonada fue su queja cuando se hizo eco de unas actitudes lamentables de unos turistas low cost que se creían impunes para hacer lo que les salía del moño en algunos pisos de Barcelona, como romper cosas, mear encima de las plantas o hacer escándalo hasta altas horas de la mañana.

tuit clapas coláis

Ahora Toni Clapés ha vuelto a hablar de unas imágenes donde el comportamiento de sus protagonistas no es ya que deje que desear, sino que directamente, es denunciable. Vaya, yo soy el propietario de uno de los coches que ahora verán, especialmente al que le rompen el retrovisor de una patada, y es lo que haría. Desconocemos si son turistas o si son habituales de Calella de Palafrugell. Como mínimo, da la sensación de que probablemente sean jóvenes con casa permanente allí. Jóvenes que se piensan que pueden ir por la vida haciendo lo que les sale del moño, que salen de fiesta y cuando vuelven a casa, ya de día, tienen que hacer la gracieta y el numerito, hacerse los milhombres, e ir dando la nota por la calle. Eso, y cometiendo actos vandálicos: caminando encima de los coches, dando golpes y, como decíamos, rompiendo el retrovisor. Y Clapés, que conoce bien la zona, ha hecho un resumen brutal de la situación al ver estas imágenes: "Gente bien" especie predominante en Calella en verano. Los valores de los padres transmitidos a los hijos. Nada vale nada porque lo puedo volver a comprar":

Análisis acertadísimo el de Clapés, señalando no sólo a estos energúmenos, sino también a sus padres y la educación (o la falta de) transmitida de padres a hijos. Y esta lamentable certeza del nada vale nada porque lo puedo volver a comprar. La red, igual de indignada:

 

Como dice uno de los usuarios, no es Twitter quien tiene que hacer su magia, sino los Mossos.