"El final del verano, llegó y tú partirás...". La canción del Dúo Dinámico empieza a sobrevolar la cabeza, el cuerpo y el alma del presentador de los Telenotícies Vespre de TV3, Toni Cruanyes. Las vacaciones enfilan la recta final y empieza a percibirse cierta nostalgia en sus publicaciones de redes sociales. Han sido semanas de gozo, tranquilidad, naturaleza y familia, junto a su marido, Eugeni Villalbí, y las dos criaturas, Elies y Joana, de 6 y 2 años, que llenan de felicidad su hogar. Y como pasa con todas las cosas buenas de la vida, es imposible no añorarlas incluso cuando todavía no las has perdido del todo.
Dentro de pocos días lo volveremos a ver en la pantalla ofreciéndonos la actualidad de cada jornada, y tendrá mucho trabajo, porque la intensidad informativa no se toma días de fiesta. Desde el 16 de julio, la última vez que lo vimos frente a las cámaras, han pasado un montón de cosas. Seguro que no se ha perdido ningún detalle, claro está, pero desde otra perspectiva, más relajada y feliz.
La recta final del veraneo del periodista la ha permitido desconectar en un paraje maravilloso de los Països Catalans, en la Sierra de Irta, Castellón. Un parque natural de playas fantásticas donde practicar un 'dolce fare niente' muy sano y gratificante. Tan fantásticas que incluso podemos asegurar que es un paraíso en toda regla: de hecho, una de las playas de este lugar lleva este nombre, 'Playa del Paraíso'. Cruanyes lo ha disfrutado con los chiquillos dedicándose, por ejemplo, a una de aquellas actividades tan sencillas pero tan bonitas como recoger conchas y piedrecitas cerca de mar. El resultado es una obra de arte natural, como podemos ver en las diferentes imágenes que ha compartido con sus 133.000 seguidores.
Hay quien compra souvenirs y postales en su lugar de veraneo, pero seguro de que no es tan representativo como esta selección de naturaleza muerta, que curiosamente nos habla de un entorno muy vivo. Cuando llegue a casa y se prepare para ir a Sant Joan Despí, seguro que echa una ojeada al manojo de muestra y vuelve a sentirse, por un precioso y preciso instante, reconectado con todo aquello que está a punto de dejar atrás.
Que Cruanyes no se preocupe. Lo mejor que tiene cerrar una etapa es que ya queda un poco menos para volver a disfrutar de otra nueva. El mejor remedio contra el maldito síndrome posvacacional.