6 de diciembre, día de la Constitución española. 45 años que tiene la criatura, pero se diría que son 9.000. Envejecida, desfasada, anquilosada. Nadie, excepto los sospechosos habituales de desafección a la patria, ha querido ponerla al día y hacerla genuinamente democrática, útil y efectiva. Un marco eficaz para dar cabida a todos aquellos que conforman el Estado, incluso los que querrían tener su propia Carta Magna, su país y sus herramientas para gestionarlo. El establishment ha dejado que se pudra lenta pero inexorablemente, pero he aquí que parte de la tropa que la defendía, ahora la quemarían. A ella, al rey, a la reina, al Parlamento, a La Moncloa y a todo lo que se interponga en su camino. Evidentemente, que se hable de una amnistía al independentismo, los vuelve locos.

El cumpleaños de la criatura no puede ser más movido, tenemos de todo. Revueltas en Ferraz, gente protestando con rosarios, un examante de Letizia hundiéndola por infiel y vendepatrias, gritos de Felpudo VI, Ayuso mascullando 'hijo de puta' a sus enemigos, y mucha bandera: de neonazis, de franquistas, cruces de Borgoña e incluso españolas con el escudo constitucional agujereado. Esta es la que hace más pupa al homo constituacionalistis. Aunque, pensándolo bien, no sabemos por qué se extrañan. Aquella Constitución no fue votada por la mayoría de los ciudadanos actuales. Más del 75%, de hecho. No habían nacido. Y lo que han oído sobre ella son, la mayoría de las veces, vaguedades y desinformación.

Banderas anticonstitucionales / Europa Press

Con todo este pasaje del terror funcionando a plena potencia, resulta que hoy se tenía que aparentar normalidad y, por enésima vez en dos meses, asistir a una jarana en el Congreso de los Diputados. Entre la jura de Leonor, los debates de investidura, la apertura de la legislatura y la celebración de hoy mismo, hay más movida en la Carrera de San Jerónimo que nunca. Allí se ha visto a las principales autoridades del Estado, excepto a los monarcas, dirigiendo discursos aduladores sobre la norma fundamental del Estado. Después hemos visto a la ultraderecha de VOX volver a acosar la sede de un partido político. Vaya, lo de siempre. La normalidad en la España que acaba 2023... y empezará igual 2024.

Día de la Constitución / EFE

Un aniversario es sinónimo de regalos. Las palabras de los representantes institucionales en el exterior del Parlamento llevaban un lacito muy mono. Pero también hay que considerar como obsequio, por ejemplo, las 2 palabras que un presentador estrella de TV3, indepe e historiador de relevancia, ha dedicado a la Constitución. Pim-pam. Toni Soler conoce bien al senador romano que, hace más de 2000 años, respondía al nombre de Catón el Viejo. Durante las guerras púnicas del imperio contra Cartago, el hombre dedicaba sus intervenciones a repetir insaciablemente que "Cartago tiene que ser destruida. La expresión que ha quedado para la historia, cuando menos la versión más abreviada, es "Carthago delenda est". Un latinismo que Soler recupera y de qué manera en nuestros días: "DELENDA EST Constitución de 1978". Se puede decir más alto, pero más claro es difícil.

Toni Soler / TV3