El domingo 8 de octubre Barcelona volverá a acoger una manifestación de ultras españolistas. Sociedad Cívica Catalana, el principal chiringuito unionista que trata de alborotar la convivencia en el país, organiza una quedada contra la amnistía, la autodeterminación y, en definitiva, a favor de la unidad de España, una, grande y libre. Cuál será la asistencia a este aquelarre es un misterio, dependerá de cuántos autobuses puedan llenar desde Toledo, Granada, Ciudad Real, La Rioja o Madrid. Dicen que tienen problemas para pasar de dos, vete a saber si es verdad. Sería un auténtico fracaso, porque la cita viene auspiciada por el Partido Popular a escala nacional. Feijóo asegura que pisará las calles de la capital de Catalunya, alzándose contra la destrucción de la patria, pero en realidad no es más que un actor secundario. La verdadera estrella de esta parroquia es su jefa. Isabel Díaz Ayuso, el rottweiler antiindepe que preside la Comunidad de Madrid.
Ayuso hace días que publicita la manifestación por dos razones: la primera, porque la vena anticatalana está a punto de explotarle. Y segundo, porque sacudiendo las banderas de la ETA o de los indepes oculta sus miserias de gestión, que son muchas. Por favor, si la ven el domingo por Barcelona, no le comenten nada de las residencias y de las personas mayores que dejó morir durante el COVID. No lo hagan, que no le gusta oírlo. En cambio, ella puede acusar a todo a un país de filoterrorista con aquella alegría. ¿Saben por qué? Porque ra,ra,ra, España y nada más. Y punto. Atención al vídeo que ha colgado en sus redes sociales, convocando a la protesta. Da miedo el discurso, pero sobre todo dan miedo sus muecas. Ayuso sembrando el pánico. Deja a Albert Boadella como un aprendiz.
"El domingo estaremos en Barcelona. En casa", dice Ayuso, colonizadora barcelonesa de toda la vida. La grabación provoca pesadillas y más de un terror nocturno; ahora, que también puedes partirte de risa por el ridículo que supone todo esto. Sea como sea, el busto parlante a las órdenes de Miguel Ángel Rodríguez consigue un objetivo: el de no dejar indiferente. Por ejemplo, a Toni Soler. El presentador de TV3, bestia negra del españolismo que representa Ayuso y sus secuaces, considera que se la debe recibir como es debido, con una expresión popular que no olvide fácilmente. No sabemos si la excommunity manager del perro de Esperanza Aguirre ha ido alguna vez a Bunyol, en el País Valencià, ni siquiera si conoce su fiesta más famosa. Seguro que saben de qué hablamos. Si no es así, el de 'Està Passant' lo pone fácil.
"¿Quién se apunta a una tomatina?", sugiere el comunicador, que se arriesga a una nueva demanda por parte de... vete a saber, quizás de los productores de tomate español almeriense, por ofensas a las solanáceas de la piel de toro. Todo podría ser, mira qué alboroto se montó con la Virgen del Rocío, y total, para nada. El recibimiento de esta propuesta es todavía un misterio, pero da la impresión que muchos ya tenían pensada ofrecerle a la madrileña otro producto, todavía más típico de la tierra: la butifarra. En todo caso, parece que nos atiborraremos el domingo. Que aproveche.