Los que hemos conocido a Torito sabemos del enorme corazón que tiene el menorquín. Surgido de la factoría de Jordi González en aquel añorado Vitamina N en City TV, el colaborador dio el salto hacia Madrid de la mano del presentador catalán cuando fichó por Telecinco y allí se ha quedado. En Madrid vive y trabaja, en programas como Viva la vida. Es una pena no haber podido tenerlo más tiempo en TV3, donde sólo estuvo unos días.
En la cadena de Vasile lo hemos visto hacer una de las cosas que más le gustan, su trabajo delante de cámaras y con un micro en la mano. Pero el chico de las rastas, que ahora ya no es así, más allá de lucir sus diferentes looks y pelo en Telecinco, donde verdaderamente es inmensamente feliz es cuando deja al Torito en el plató y cuando se va a casa Quique Jiménez, su nombre real.
Porque cuando vuelve a casa se encuentra con el motor de su vida, su familia. Al lado de un andaluz, Raúl, tuvieron un hijo, el pequeño Nathan, resultado de un proceso de gestación subrogada. Desde que Torito es padre, la vida le ha cambiado. Vive y se desvive por el pequeño y hace todo lo que haga falta para hacerlo feliz. Torito se ha emocionado a menudo ante cámaras. Lo hizo hace años en City TV, después de acabar con éxito un experimento televisivo en el programa de González que lo llevó a vivir en la terraza exterior del edificio del Grupo Godó durante una semana, a la intemperie. Lo hizo cuando acabó el Vitamina N que lo catapultó a la fama. Y lo ha hecho en diferentes momentos en Telecinco cuando ha abierto su corazón, él, que es todo sentimiento, y ha reconocido que tiene una enfermedad que arrastra desde hace tiempo.
Pero nada le emociona tanto como satisfacer los deseos que tiene su precioso hijo. Por muy difíciles de cumplir que sean. Por muy inalcanzables que parezcan. Por mucho que el pequeño Nathan le pida que le enseñe a volar. Por mucho que el niño le preguntara esta semana a su padre una de aquellas preguntas que, a priori, parecen difíciles de responder: qué debería sentir Superman al volar... Torito no tiene alas. Pero sí que se ha puesto la capa de superhéroe y le ha dado respuesta a su hijo. ¿Cómo? Llevándolo a volar... "Hoy le he preguntado qué ha sentido después de volar. Su respuesta: no te lo puedo explicar con palabras".
¿Dónde se ha llevado Quique a su hijo? A Madrid Fly Oficial, donde está el túnel de viento más grande de Europa, y donde padre e hijo han podido experimentar qué se siente con los brazos estirados, la capa ondeante y sin tocar de pies en el suelo. Vaya, que sólo le faltaba la música de fondo de John Willimas: "Gracias por ayudarme con esta fantástica sorpresa!!. Dadle al play para ver el vídeo:
Entre las gafas de Clark Kent que lleva siempre y el detallazo que ha tenido para hacer feliz a su hijo, no hay duda: quizás Torito no es Superman, pero sí Superpadre.