Si echamos la vista atrás seguro que recuerdas a Betty Missiego, quien representó a España en el Festival de Eurovisión de 1979 con el tema “Su canción”. Esta cantante nació en Lima en 1938 con el nombre de Teresa Beatriz. Antes que triunfar con su voz probó suerte como bailarina en el ballet Nacional Peruano, pero tuvo que abandonar esta profesión a causa de una lesión.
Este sábado, a sus 84 años, ha inaugurado una glorieta con su nombre en Benalmádena, ciudad donde reside desde hace más de una década. La artista se muestra entusiasmada con este regalo que le ha hecho la vida. Así será recordada para siempre.
“Ese mar, que yo he buscado toda mi vida para vivir: nací en sitio de mar, y vivo en el mar. Nunca pensé que se me iba a querer tanto aquí. Hace unos días me nombraron también mujer del año. Mi vida ha sido el arte, y lo que más desea un artista, es que la gente la quiera, que el público se acuerde de ti, además de por las canciones, por el cariño hacia tu persona, y este reconocimiento que me ha otorgado Benalmádena me hace sentir feliz y completa”, cuenta.
Betty está de celebración por partida doble. Este año celebra las bodas de oro con su marido y siguen tan enamorados como el primer día. “Cada día nos dedicamos una canción. Estamos celebrando este aniversario, recordando todo lo que hemos vivido en estos 50 años, otra forma de vivir.… Yo con el mismo hombre y él con la misma mujer”. El secreto de esta buena convivencia es un misterio para Betty. “No puedo darte una fórmula porque no la sé. Fernando y yo hemos discutido como cualquier pareja a lo largo de estos años. Pero hemos sabido darnos nuestro sitio”.
Betty Missiego decidió no retocarse nunca, a pesar de su gran éxito
A sus 84 años se encuentra con energía y cargada de vitalidad. Ahora mismo solo piensa en disfrutar de los suyos y de la canción, aunque reconoce que le hubiese gustado ser bailarina si esa lesión no le hubiese truncado su sueño. A día de hoy luce un rostro totalmente natural. Es una de las pocas famosas que decidió no someterse a ningún tratamiento estético y envejecer con total naturalidad, como un proceso más de la vida. Tenemos que reconocer que tiene muy buena genética, ya que nadie diría que ya ha cumplido 84 primaveras. Las arrugas para ella no son ningún complejo, sino un signo de felicidad y experiencia.