Se veía venir. Por acumulación de horas televisadas sobre el referéndum y por incomparecencia de sus competidoras, TV3 llegó a un dato nunca vista desde que compite con las privadas: 29,1% de media del día. Como el canal 3/24 emitió exactamente la misma programación, su 7,3% deja a Sant Joan Despí como referencia inalcanzable del día con un 36,4% de audiencia. 8tv, como segundo operador en catalán del país, hizo sólo acto de presencia: 2,7% en el especial del mediodía y 3,6% en el de la noche. Y para más INRI, Josep Cuní hacía de tertuliano en La Sexta que en Catalunya fue la auténtica alternativa: 14,9%. Para los que acusan a la ex estrella del Grupo Godó de tibio, sentó cátedra con uno de los tuits más comentados del 1-O:
La cadena de los Godó suplió la falta de cámaras y de periodistas con tertulianos. Una estrategia barata pero que en días como el 1-O se demuestra fallida. O tienes los mejores invitados del país o no das la talla. Que un buen invitado te salva el share lo lleva demostrando hace un mes el Preguntes Freqüents de Ricard Ustrell. El sábado siguió su imparable ascensión al cielo de las audiencias: 19,1% con el omnipresente Junqueras y el nuevo icono del independentismo: Julian Assange. Su imagen blanco angelical lo aproximó más a un Dios que a un mortal.
Acabado septiembre, acaba la vendimia. Toda la uva se ha cogido y estaba cantado que sería una buena añada para TV3: 13% de media del mes que deja a su competidor Tele5 a una distancia sideral: 9,3%. Las viñas de Sant Joan Despí han dado dos variantes de uva exitosas: 8tv se ve superada por primera vez por el 3/24 en la media del mes. 2,4% desde que Jordi Armenteras ha cogido las riendas de la información. Es un vino de mesa pasable pero al que le hace falta la gaseosa de Arucitys para ser digerible. Que La Sexta supere a Cuatro no extraña nadie. La segunda cadena de Mediaset no es ni vino ni vinagre: no es alternativa a Telecinco. Emite lo mismo que su cadena madre pero más barato. Planeta acierta más y sus dos cadenas tienen personalidades más definidas, hasta el punto que La Sexta va cogiendo unos tonos afrutados que la podrían acabar consolidando como la segunda cadena favorita de los catalanes.
TV3 ha pasado con nota su mes más arriesgado. Entre frenarse o pasarse de largo ha optado claramente por la segunda estrategia. Estos treinta días de septiembre serán estudiados en las facultades de periodismo. La audiencia les ha acompañado. La fuerza del país ha hecho que poner una cámara y retransmitir lo que estaba pasando fuera el éxito. Pero hace falta resituarse. No podemos permitirnos una cadena pública que haga Telenotícies de memoria pero abandone el entretenimiento. Se acerca la hora de dejar de tener una cadena en estado de excepción.