El 16 de octubre del 2017, cuando Jordi Cuixart entró en prisión, el hijo que tiene con Txell Bonet tenía seis meses. Ahora tiene dos años. La pareja está esperando otro hijo que nacerá el próximo mes de septiembre. Veremos en qué punto se encuentra entonces el juicio que le tiene a él y al resto de presos políticos sin poder tener una vida normal al lado de sus familias. A pesar de la vergonzosa situación que están viviendo, Cuixart siempre se ha mantenido firme en su optimismo y no piensa conceder un milímetro a la pena o el dolor que le quieran hacer sentir sus carceleros.
Eso es lo que escribía Cuixart hace unas semanas. Y ahora, quien ha hablado en una televisión para demostrar que va a la una con su compañero ha sido la misma Bonet. Entrevistada por Juan Carlos Monedero en su programa En la frontera de Público TV, Bonet ha respondido tranquila, serena, con una dosis de bondad que desarmaba y convencida de lo que tanto ella como Jordi Cuixart defienden. Sobrecogedoras eran sus reflexiones cuando reconocía que "Aunque él y el resto de presos políticos fueran condenados, aunque se pasasen 30 años en la cárcel, el problema no se va a solucionar. Honestamente, lo que él quiere es que este problema se solucione. Tiene esa tranquilidad que aunque sacrifique su vida personal, se ha implicado en esto para reclamar algo más colectivo".
Le pregunta Monedero, hablando de la vertiente personal, como de difícil tiene que ser construir una familia yendo en contra de los aparatos del estado. Ella lo tiene claro: "Tú usas la palabra dolor, pero como esta injusticia es algo que viene del exterior, no de alguien cercano a quien tengamos aprecio, procuramos no victimizarnos. No queríamos que la cárcel parara nuestra vida. Con el tiempo, haber renunciado a tener más hijos era una manera de reconocer que te habían paralizado tu vida. En lo esencial, queremos que nuestra vida continúe".
Bonet se mostraba más contenta de lo habitual, ya que la entrevista con Monedero la hacía justo después de visitar a su compañero en el Tribunal Supremo: "hoy estoy contenta porque vengo directa del Tribunal Supremo. Tenemos pocas oportunidades, por el trabajo mío en Barcelona y porqué solo tenemos dos vis a vis al mes dentro de la cárcel. Ir al Supremo, aunque sea para que él gire su cogote dos segundos, y yo le vea, y nos podamos saludar en la pausa cinco minutos, para mí ya es mucho. Por eso vengo cargada de energía". Una lección de alguien que no piensa desfallecer. Ni ella ni su compañero.