Una de las atribuciones de un árbitro durante un combate de boxeo es la de detener la pelea en situaciones de superioridad manifiesta. Lo hace por el bien de la salud de unos de los púgiles, intentando evitar que se haga un daño irreversible. Pues bien, quizás sería hora de instaurar esta figura en otro terreno, el de la justicia, y concretamente en la persecución del Estado español contra un rapero mallorquín al que acusan, poco más o menos, de haber causado la extinción de los dinosaurios con las letras de sus canciones. Enaltecimiento del terrorismo, injurias en la Corona y amenazas al Estado español, concretamente. Pensaron que alguna colaría. Lo que fuera para castigar a Josep Valtònyc por hacer uso de su libertad de expresión como artista. Han intentado encarcelarlo sin descanso durante años, incluso obligándolo a exiliarse en Bélgica en busca de aquello que falta en España: Justicia, con mayúsculas. Y esta llegó: era un hombre libre. España, sin embargo, presionó para intentar girar la tortilla haciendo actuar al Tribunal de Apelación de Gante. ¿Y qué ha pasado? Pues un nuevo K.O. España a la lona. Por segunda vez. Tendría que ser la definitiva, pero nunca se sabe.

Sí, porque aunque los jueces hayan reafirmado que no hay ningún delito de injurias en la Corona ni por lo tanto, ninguna posibilidad de entregar a Valtònyc a la policía española, todavía pueden utilizar una bala más: el tribunal de Casación. Una nueva oportunidad para hacer el ridículo y hacerse más daño. La imagen internacional de la judicatura española no soporta más leñazos. Que alguien detenga la sangría. Gonzalo Boye, el abogado del artista, lo expresa a su manera, que al fin y al cabo es sublime, como el trabajo que hace. "Déjenlo ya", recordando el recorrido de las victorias de su cliente. Victorias compartidas por miles de personas en Catalunya, claro.

La alegría del rapero es comprensible, ve la luz al final de túnel. Ya la había visto antes, pero como le estiraban tanto del brazo quizá pensaba que era un espejismo. Ni mucho menos. Los jueces belgas han sido contundentes, una vez más. Como contundente es el apoyo que tiene Valtònyc durante este mal trago. Precisamente sus primeras palabras tras conocer la decisión del tribunal han sido de agradecimiento sincero a todos aquellos que le han apoyado y no han dejado de empujar. También a los medios. "Hace cuatro años que nos vemos las caras. Gracias para darme voz. El gran miedo de un exiliado es que te olviden y para vosotros no ha sido así". Tampoco lo olvidan en España, por supuesto. Pero por motivos mucho más oscuros y de revancha.

Valtònyc durante una vista en Bélgica / EFE

Las reacciones a la noticia son numerosas, llegan de todas partes y algunas las firman personalidades de potencia mediática contrastada. Por ejemplo, uno de los actores jóvenes más queridos del país y que se hizo muy famoso a través de TV3 con 'Merlí'. Hablamos de Carlos Cuevas, un hombre que cuando toca abrir la boca no se esconde. Podría estar calladito y enemistarse con productoras y público español (-ista), pero la dignidad y los valores van por delante . Se ríe del porrazo de la Justicia española de una forma muy simbólica pero sin dobles lecturas: emoticonos de estrellas y arco iris. Un paraíso. Muy grande.

Carlos Cuevas / Movistar+

A pesar de la paliza belga, malas noticias: España no ha aprendido nada en este camino. Es capaz de volver a estrellarse contra el muro con el único propósito de amargar la vida de los que considera desafectos. 4 años lejos de los tuyos es bastante castigo. Suficiente. Basta.