Durante la época dorada de las top models, los años 90, las número 1 de España eran todas catalanas, de nacimiento o de adopción porque en la capital catalana estaba la industria de la moda y todas se instalaban de pequeñas en Barcelona. Nombres como Judit Mascó o Vanesa Lorenzo, nacidas en la ciudad, u otras como Esther Cañadas, Martina Klein o Verónica Blume, que a pesar de ser albaceteña, de Buenos Aires y de Alemania respectivamente, desde pequeñas residen en Barcelona y son catalanas de formación y adopción. Un programa de Mediaset quiso reunir a unas cuantas para hablar del boom de las top model de los 90. Fue en el espacio Otro enfoque que se emite los miércoles por la noche en la cadena Cuatro presentado por el periodista Jon Sistiaga. Invitó a cuatro: Judit Mascó, Vanesa Lorenzo, Verónica Blume y la gallega Laura Ponte. En la imagen sentadas en torno a una mesa, las tres rubias catalanas vestidas de blanco era impactante. Cerca de los 50 están maravillosas. Pueden seguir haciendo de modelos.
Judit Mascó tiene 54 años, Vanesa Lorenzo, pareja de Carles Puyol, tiene 47 y Verónica Blume 46. El presentador les pregunta ahora, ya mujeres maduras, si en aquellos años de top model alguna petó: "¿La responsabilidad os llevó a momentos en donde casi os rompéis? ¿Alguna petó?". Y se produjo un momento televisivo muy valioso. Una de ellas levanta la mano y dice yo. Es Verónica Blume, que hace la confesión más íntima, más bestia y más desconocida. Aprovecha que ya han pasado los años para revelar su secreto escondido, durante aquellos años dorados como top model sufrió un trastorno alimentario, no utiliza la palabra anorexia pero era un trastorno de evitar la ingesta de alimentos, de no comer, de estar extremadamente delgada hasta el punto de perder trabajos por demasiado delgada. Verónica Blume abre su alma, sus entrañas.
Verónica Blume coge aire y explica en TV el secreto de su vida:"Era muy consciente de que formaba parte de un grupo muy privilegiado, pero no me identificaba con ello. Trabajaba como modelo, pero nunca me he sentido modelo ni modélica de nada. Me parece un agobio ser modelo, no quiero ser modelo de nada. No supe encajar bien eso que yo sentía como un peso. Mi forma de canalizarlo fue a través de un trastorno con la comida muy bestia queue mi gran secreto durante diez años". Era tan secreto que ni Judit Mascó lo conocía y lo intenta justificar como las típicas modelos que solo comen una zanahoria para caber en un traje de la talla 36. Verónica Blume la corrige, su caso era mucho más grave que no querer engordarse.
Blume sigue el relato de su drama: "El tema no era querer estar más flaca. Era que no sabía gestionar la vida. Me quería morir en vida. Con un desorden alimenticio te estás suicidando en vida y haciendo ver que todo está bien. No lo conté y todavía hoy me late el corazón muy rápido y delante de ellas también. Un transtorno alimenticio es un enorme secreto. Para fuera estaba todo perfecto. A mí me decían estás muy delgada, te vamos a cancelar el desfile. Y yo por dentro decía 'Bien'. Es una realidad que me va a acompañar para siempre, hay un clic mental. Todavía es muy fuerte para mí hablar de ello, pero siento que es muy sano hablarlo. No hace falta ser modelo para caer en eso. Cuando quedé embarazada todo eso cambió radicalmente y entró el yoga en mi vida. Ahora el yoga es parte de mi terapia".. Las caras de sus compañeras eran de impacto.
El nacimiento de su hijo Liam, que ahora tiene 20 años, le salvó la vida hace dos décadas. Eso y el yoga, para alejarse del peso de ser modelo y no considerarse modélica de nada. Verónica Blume petó con la enfermedad secreta: un trastorno alimentario que como ella dice puede acabar con un final fatal. Es una advertencia para estar siempre atentos que estas enfermedades, anorexia, bulimia, trastornos para evitar o restringir la ingesta de alimentos, pueden afectar a cualquiera, también a una top model brillante como Blume. No lo dice pero explicarlo en público sí que la hace modélica. Verónica Blume, valientemente modélica.