¿Recuerdan aquella frase de Albert Rivera durante un debate electoral en abril de 2019? "¿Lo escuchan?, es el silencio", decía. Sí, nos reímos mucho por el ridículo que suponía la escena. Y todavía nos reímos mucho más meses más tarde cuando dimitía como líder de Ciudadanos, después de pegarse uno de los batacazos más bestiales que nunca ha sufrido un partido político. Dejaba su grupo parlamentario reducido a un partido de baloncesto, 5 contra 5. Aquellas elecciones del 10-N pudimos entender a la perfección las palabras de Alberto Carlos. Pues bien, ha vuelto el silencio, se siente y se escucha. Y suena de maravilla. Un silencio que proviene del televisor de todos aquellos que siguen fielmente 'Masterchef Celebrity'. ¿Por qué? Porque los sueños de muchos se hicieron realidad, y el elemento más perturbador del concurso ya no está. Se ha largado. Finito.
Sí, señoras y señores que tenían que tomar tilas y kilos de melatonina para poder dormir cada lunes con la cabeza como un bombo por culpa de los gritos, los insultos y los shows agresivos de la actriz Verónica Forqué. La madrileña y sus ramalazos de ira ya forman parte de un pasado que muchos no quieren recordar. Los únicos que sí la echarán de menos son Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo, miembros del jurado y presentadores, porque con ella el espectáculo estaba asegurado. El problema era qué tipo de espectáculo. Y precisamente por eso, porque era un show muy poco recomendable, el resto de la humanidad disfruta del silencio.
Que sí, que la televisión necesita de personajes que animen, dinamicen, sorprendan y enganchen a la audiencia. Que un formato como este en prime time y con la duración exagerada que tiene (más de 3 horas, no pasa en ningún otro país del mundo) tiene que contar con sal, pimienta y un poco de guindilla. Pero con Forqué se les ha ido la mano , por mucho que quieran alabarla y adularla. Se ha esforzado tanto haciendo la vida imposible al personal que ha acabado exhausta. Gritar, lanzar platos a la basura, amenazar, faltar el respeto... No podía más. De hecho, creemos que ni siquiera ella podía soportarse a sí misma. Y después de haber dejado tirado al programa la semana anterior, enviando un audio de Whatsapp para decir que estaba cansada y que ya volvería, ha acabado completando el numerito al abandonar al principio del capítulo. Estaba más pactado y arreglado que otra cosa, se notaba mucho. Pero bienvenida sea su renuncia, era insostenible.
Al margen de la despedida pseudolacrimógena que acompañó su abandono, habría que repasar la reacción de la red a la decisión de Verónica. Y podríamos hablar de fiesta sin miedo a equivocarnos. El alivio es el sentimiento más compartido por los internautas. Incluso alguien derramó lágrimas, pero de las buenas, las de alegría. "Ya era hora" es una frase que define muy bien el estado de ánimo predominante. Pero hay más. Mucho más.
Tanta paz lleves como descanso dejas. El mundo es un lugar mejor hoy. Y la tele todavía más.