Se aproxima una nueva jornada de Champions y el Barça ya se frota las manos pensando en su próximo rival. No por el hecho de que sea uno de los más asequibles de la primera fase, sino porque arrasa en cualquier lugar que vaya. Los aficionados barcelonistas hacen volar con una ilusión espléndida la bandera azulgrana y las noches del martes y miércoles vuelven a ser mágicas, como lo eran cuando el combinado culé tocó el cielo. La felicidad del Barça es una realidad y es imposible no pensar en los jugadores y no esbozar una sonrisa. El gran número de futbolistas que se han criado en la Masia forman gran parte del corazón de este Barça triunfador y, como en un patio de la escuela, sus entrenamientos parecen una cosa de niños. Hansi Flick, el padre de todos, es el encargado de volverles responsables y de hacerles brillar como nunca.
Cubarsí, Lamine Yamal, Casadó, Gavi, Balde... la boca se hace agua cada vez que pensamos en ellos. La lista parece interminable y cada vez que se lesiona un jugador del primer equipo sale otro mejor que el anterior. Durante la pretemporada brilló un nombre que sobresalió la temporada pasada con el filial azulgrana: Pau Víctor. El delantero culé tiene la titularidad complicada por el gran estado de forma de Lewandowski, pero cada vez que entra en el verde aprovecha su momento. Más allá del terreno de juego, el futbolista es uno de los jóvenes que se muestra más enamorado en las redes sociales. Idalete Ribeiro se llama su pareja, la cual lo acompaña a todos los estadios y se ilusiona en cada uno de los minutos que disputa. Como podemos ver casi diariamente, Pau Víctor es un chico familiar que le encanta disfrutar de los que más quiere. El viaje hacia Belgrado es muy especial para él, porque va acompañado de una pieza clave en su vida.
La misma cuenta del Barça ha publicado una fotografía muy especial de Pau Víctor, junto con Guillem Víctor, su hermano. Bajo el lema "Dos hermanos cumpliendo sueños juntos" se encaminan hacia el siguiente partido de Champions League. No, por quien se lo pregunte, su hermano no ha sido convocado con el primer equipo del Barça, sino con su juvenil, que también viaja para enfrentarse a la Estrella Roja en la UEFA Youth League. La instantánea es única, uno con el polo del Barça y el otro con el esmoquin típico de cuando el conjunto culé viaja fuera de casa en la Champions, los dos hermanos están en el umbral de su felicidad. Quién les hubiera dicho de pequeños, cuando jugaban en casa, que llegarían tan lejos. Realmente es fantástico y quien más lo disfruta es su familia. Qué pincel entre el padre y la madre... Acertaron el día, la hora y los gustos.
Uno con 22 años y el otro con 17 muestran su pasión por el fútbol en cada partido. Además, en la fotografía podemos ver que se parecen bastante: el pelo, la nariz, los ojos... como si hubiera un espejo al lado de uno de los dos. El Barça de Flick vuela y no es una casualidad que los niños de la Masia brillen bajo sus órdenes. Seguramente, el alemán le habrá analizado en alguna de sus visitas en los filiales y quién sabe, si algún día podrán coincidir en el campo de un partido de Champions League los dos juntos. De momento, el mayor se tiene que ganar el sitio en el primer equipo y el más pequeño tiene que despuntar en las categorías inferiores. Si todo sucediera, sería un sueño para la familia de los dos, pero mientras no pase, que vayan celebrando sus alegrías por separado. Aparte de la sangre, hay dos cosas que comparten, su amor por el Barça y el objetivo de jugar los dos en el primer equipo. Qué joya tenemos en la Masia.