Víctor Amela vuelve a la carga. No contento con su último escándalo público, insultando a Pilar Rahola, denigrando a las mujeres y dejando un rastro de un tufillo racista en su intervención en el portal ultra Dolça Catalunya, sigue participando del juego de 'rasca y gana' de tocar las narices al personal. ¿Qué personal? Pues muy fácil: el independentista, aquel que le roba el sueño desde hace años. Si durante mucho tiempo fue un contumaz constitucionalista y autonomista, pero sin demasiada carga malévola ni maléfica en sus reflexiones, de un tiempo a esta parte ha mandado su careta a hacer puñetas y compite por la medalla de oro de ser el más antiindepe del gallinero. Se está esforzando de lo lindo, no tengan ningún tipo de dudas.
Parece que si el escritor, crítico y colaborador televisivo se va a la cama sin atacar al enemigo, una sensación molesta y terrorífica se apodera de él. Y como una gota malaya insiste con su manía, su fobia y su miedo a ver que un país como Catalunya consiga de forma pacífica y democrática aquello que millones de sus ciudadanos piden, desean y sueñan: convertirse en un estado propio. Si creen que el hombre del saco provoca pavor, es que no se han metido en los zapatos de Amela cuando pasa ante una estelada. De locos.
Víctor Amela tiene fobia a los indepes / La Sexta
El de La Vanguardia lo tiene claro: cualquier intento de romper la unidad sacrosanta del Reino de España y separarla de la colonia catalana es un crimen execrable, una ofensa y un atropello a sus derechos divinos por la gran suerte de llevar la banderita rojigualda estampada en el DNI. Lo rechaza por activa o por pasiva, por la vía democrática y por la unilateral, por H o por B. Da igual. No, no y no. Y por si no quedaba clara su postura, somete a la red a un bombardeo constante. Siempre encuentra la excusa para renovar sus votos, como la propuesta de la CUP al presidente Pere Aragonès de organizar un nuevo referéndum antes de que acabe la legislatura. La reacción, instantánea, errónea (cambiando los papeles de los actores) y en forma de consulta popular en redes sociales: "Votad sí o no". Sí, tiene bemoles la cosa.
El texto es de traca: "¿Queréis que se convoque un referéndum que decida un día si pasáis o no en convertiros en forasteros en vuestra tierra natal?". Pero todavía más ver que se responde a sí mismo, quizás guiando a sus seguidores, no fuera que se equivoquen con el enunciado y le pifien la jugada: "Yo no quiero, yo voto no". El cúmulo de todo ha provocado un alboroto considerable entre los internautas, claro, y va recogiendo caricias por todas partes.
Víctor Amela presumiendo de libertad: la suya y la de los suyos / @amelanovela
Respuestas a la consulta de Víctor Amela / Twitter
Por cierto, que organizando consultas Amela es un 'chollo' para el independentismo: Un 91'4% dice sí al referéndum. Otro éxito.
Resultado de la consulta de Víctor Amela / Twitter
"No hay más preguntas, señoría".