Los resultados electorales del 26-M en Barcelona no han gustado al unionismo. Ochenta años después de que Hilari Salvadó, el último alcalde de ERC en la ciudad, tuviera que marcharse al exilio, los republicanos se han vuelto a imponer en la capital de Catalunya. Ernest Maragall está llamado a ser el próximo alcalde. Pero el españolismo ya se prepara para evitarlo, cueste lo que cueste.

Sergi Alcàzar

El periodista Víctor Amela propone en sus redes sociales un plan diabólico para impedir que el independentismo se haga con el poder en Barcelona. Y Manuel Valls tiene la llave de este proyecto: que el exministro francés rompa con Ciudadanos y que con los otros dos concejales sin carné del partido, tres en total, apoyen a Ada Colau, de la mano del PSC de Jaume Collboni. Entre todos sumarían 21 votos, los necesarios para nombrar un alcalde alternativo al independentismo, y conseguirían evitar que Maragall gobierne la ciudad, aunque Valls se tendría que tragar sus propias palabras y mantener a los comuns en la alcaldía.

Una propuesta, esta de evitar a cualquier precio que Ernest Maragall sea alcalde de Barcelona, que no es del todo descartable el día siguiente de las elecciones. Miquel Iceta avisa de que el PSC hará lo que haga falta para que no haya un gobierno independentista en la capital y Ada Colau ha asegurado que no tolerará un pacto entre ERC y JxCat para el gobierno municipal.

Sergi Alcàzar

El unionismo tiene pánico de que el independentismo gobierne Barcelona y Víctor Amela ya sabe cómo deben apañárselas. La última palabra la tiene Manuel Valls.