El circo de 3 pistas de Miguel Bosé no cierra sus puertas. El cantante y activista coronanegacionista a tiempo parcial sigue ofreciendo muestras concluyentes de que algo va mal dentro en su cabeza. 'Don Diablo', como decía su canción, "es difícil de saciar", y como no tiene suficiente con su show temerario, conspiranoico y delirante, insiste en las redes sociales con sus grabaciones-protesta. Perdón, rectificamos: insistía. Porque la broma de Bosé ya no hace reír a nadie. Especialmente a Twitter, que le ha cerrado la cuenta. "Me han castigado, por malo," dice el artista. Bien, más que "por malo", ha sido por irresponsable, enloquecido, ridículo... y sobre todo, por extender noticias falsas.
La red del pajarito le ha cortado las alas por una temporada, aunque todavía disfruta de otras plataformas desde la que difundir sus sandeces sobre vacunas, chips y conjuras. Los tuiteros, es sí, están de luto. Un duelo particular, claro, con charanga, farolillos y serpentinas. Un festival del humor para despedir al "artista antes conocido como Miguel Bosé" y que ha degenerado en un falso profeta al que sólo le falta un gorrito de papel de aluminio. Entretenido es, eso sí. Al menos así lo definiría el escritor catalán Víctor Amela, que le ha dedicado un par de mensajes en tono de mofa. "Es muy injusto que ahora se nos prive de tanta diversión", ha dicho el Premio de las Letras Catalanas, que descarta entrevistarlo en su célebre Contra de La Vanguàrdia.
Bosé y su incontinencia tuitera, a la nevera. Ahora podrá dedicar su tiempo a hacer sudokus, macramé u observación de astros celestes.