El colaborador televisivo más histriónico, alocado y, muy de vez en cuando, insoportable, ha pasado en cuestión de días del drama a la épica. Víctor Sandoval, protagonista de dramas incunables de la pequeña pantalla como "me picó una araña" o el "Nacho Polo - Nacho Polo", se ha convertido en el ganador de Sálvame Okupa, el mini reality inventado por Telecinco, con un 70% de los votos de la audiencia del programa. El madrileño participaba hecho una desastre después de someterse a un injerto de cabello en Turquía, que le había dejado con un aspecto grotesco.

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Sandoval llegaba a la final del concurso disputándose el premio con la periodista Lydia Lozano y Anabel Pantoja, sobrina de la futura concursante de Supervivientes. Y al margen de enfrentarse a una prueba final en la que tenían que llegar por sus propios medios al plató de Telecinco, el hecho diferencial que lo convirtió en ganador fue su dramático relato sobre su situación económica, que explica porque concursó si todavía eran visibles (y seguramente dolorosas) las complicaciones derivadas de su intervención capilar. Los compañeros de reality votaron mayoritariamente por Sandoval como ganador de los 6000 euros del premio (¡por tres días de trabajo!), y también los espectadores. El show del expresentador fue antológico, como era de esperar: lloró, rio, se abrazó con los compañeros de plató (especialmente con Belén Esteban, famosa por acuñar la frase "cállate Víctor") y besó un maletín que "me viene maravillosamente, no lo voy a negar".

Clica en la imagen para recordar este momento:

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Una historia digna del Patito feo, con final feliz para el rey del drama televisivo. No servirá de catarsis para reconducir su carrera y ni siquiera solucionará sus problemas económicos, pero al menos tendrá más tranquilidad durante los próximos tres meses en Sitges, donde fijó su residencia después de ser defenestrado de Telecinco hace unos cuantos años. ¿Hemos dicho tranquilidad y Víctor Sandoval en la misma frase? ¿Estamos yendo demasiado lejos, verdad? El tiempo tendrá la última palabra.