'Masterchef Celebrity' ya no es un talent de cocina. Es una sala de terapia para personas y personajes con carácteres complicadillos. Es como una de aquellas "tiendas" dedicadas a desestresar al personal, en la que entras con un bate de béisbol y puedes destrozar todo lo que te encuentres a tu paso. Cuando menos es lo que se intuye viendo el comportamiento de dos participantes con solera, mucha mala leche y comportamientos de diva. Si la semana pasada el ramalazo fue de Verónica Forqué, atacando a los compañeros sin descanso y sacando lo peor de su personalidad, ahora comparte el podio con otra colega, que, hasta el momento, se había mantenido tapadita, supuestamente tranquila, amistosa, angelical. Tratándose de quién era, de Victoria Abril, la cosa era sospechosa. Y no tardó en revelar lo que lleva dentro.
Las dos fueron las capitanas del penúltimo episodio, un hecho imprescindible para entender lo que pasó anoche. Forqué, despótica, absurda y ofensiva, puso a todo el mundo al límite e hizo peligrar la continuidad del diseñador Eduardo Navarrete. Abril, más calmada, llegó a autoeliminarse del guisado e ir a directa a la prueba de expulsión. Parecía un acto de compañerismo, pero realmente lo que estaba haciendo era quitarse la responsabilidad e ir cargando su pistola para disparar contra todos. Un espejismo.
El programa realizó la prueba de exteriores en Cantabria, tierra de David Bustamante, quien por cierto acabó hasta las narices de la dupla en cuestión. En esta ocasión ninguna de ellas era capitana, sino soldados rasos en el mismo equipo, comandado por Navarrete. Todo muy zen y sin demasiada complicación a la vista. Verónica parecía haberse tragado una bolsa de golosinas mientras pelaba rábanos, y Abril daba la impresión de estar centrada en limpiar anchoas y punto. Pero por dentro la cosa hervía, se morían de ganas de tener protagonismo, mandar y pontificar. La tomó con Busta, al que espetó mientras golpeaba en la espalda: "¿Quieres hacer algo? Pela esta cosa". David, un poco sorprendido, osó preguntar "¿Pero no estaba hecho?". Catapum, Forqué al ataque: "Haz lo que te digo. Si no, no te lo diría. No me contestes con otra pregunta. No sabes trabajar en equipo". El hombre se mosqueó y la mandó a hacer puñetas: "Conmigo no va ese rollo. Yo superbuen rollo mientras me hablen con respeto", enfadado.
Vamos al caso Abril: durante el emplatado no tuvo mejor idea que jalear al equipo diciéndolos que "la otra vez que yo estaba castigada, os lo quise decir pero no pude: lo hicistéis todo muy bien menos el emplatado". Como no conseguía los resultados, lo dijo en "cristiano": "Emplatáis como el culo, perdonad". Bustamante otra vez por el medio, "como coach, no tienes precio". La riñen, claro, ¿y qué hace? Irse y esconderse bajo la mesa, como una criatura rabiosa. Pepe Rodríguez y los cámaras la pillaron, y su defensa fue mentir e intoxicar "me han dicho que me quede aquí. He intentado ayudar y me han dicho que no". La realidad, sin embargo, es que tenía otra tarea asignada. Ella, eso sí, quería hacer lo que le saliera del mismísimo.
No sabemos lo lejos llegará la parejita al concurso, pero que cada semana alguien recibirá su ira e insolencia está garantizado.