El rey Felipe tiene un grupo de sobrinos que dan miedito. Excepto algún caso particular y anecdótico, se impone una palabra: zánganos. Han heredado los genes a conciencia, trabajar es un verbo de definición ignota. Froilán y Victoria Federica son los líderes de esta competición, seguidos de Juan Valentín y, desde hace unos días, Irene Urdangarin. Curiosamente los dos hijos de Elena y Jaime Marichalar tienen "trabajo": uno haciendo vete a saber qué en los Emiratos, y la otra como supuesta influencer. En realidad, el empleo de Vic es dar la nota. Y cada día que pasa, de manera más prepotente, vulgar y patética.
El último episodio de la joven es el que relataba una tiktoker, que sufrió un encontronazo con ella en los lavabos de un festival: "Me choqué sin querer con ella, y al girarme para pedirle perdón me di cuenta de que me miró fatal. Al día siguiente me volví a encontrar con ella en la cola de los baños portátiles, y me gritó que no me colase. Empezamos a discutir y yo, para pararlo, cerré la puerta del baño, entonces ella empezó a dar golpes en la puerta y me abrió, me sacó cogiéndome del brazo y yo le tiré el cubata encima, ella se volvió loca y empezó a gritarme que no sabía quién era ella, y que me iba a enterar. Yo ya me cabreé y cuando ella entró al baño hice lo mismo, aporrear la puerta". No olviden que la tipa es la quinta persona en la línea de sucesión al trono español. Una quinqui de garito, tronco. Sus sesiones de fotos cada vez son peores, como la que ha hecho en un supermercado... o en un escenario inédito.
Vic va muy perdida en el mundo. Un día se presenta en un desfile en París con un look de 40.000€ (que evidentemente no ha pagado con su sudor ni trabajo), y al otro la tienes en una carrera de camiones en el circuito del Jarama, haciendo unas posturitas que ni los pósteres de gasolineras y talleres mecánicos de los 80. Provoca bastante cringe, la verdad. Hey, que cada uno tiene sus aficiones, e ir a ver el GP de España de camiones no es ningún delito. Ahora, hacerte las fotografías que luce satisfecha en su Instagram, eso ya merece otro debate. Es una royal sin corona, por eso está reclamando de la de choni oficial del reino. Y va por el buen camino.
"Lo bien que me lo he pasado hoy, no os lo explico". Por no saber, no sabe ni escribir una frase con una sintaxis mínimamente aceptable. Pero claro, tampoco le pediremos demasiado a la criatura, que ya sabemos que sus estudios eran solo un subterfugio para llevar los bolsos de Louis Vuitton a clase... y no perderse ninguna juerga. Después se extrañará de que ni su tía Cristina la soporte, y mira que es una incondicional de su hermana Elena. Vic es una influencer, pero de influencia nefasta. Y por cierto, que por mucho que la adulen, los números cantan: hace mucho tiempo que está estancada en los 250.000 seguidores. Su éxito es artificial, como tantas otras cosas. En fin. Será que ella, en realidad, 'para ser feliz quiere un camión'.