Victoria Federica va saltando de charco en charco. Así ha vivido toda su vida, pero la racha de las últimas semanas está siendo intensa. Hay episodios que son menores, pero que la definen bien: la pillaron en un evento metiéndose los regalos de otros invitados en su bolso, a escondidas. También que hizo llorar a una fotógrafa en un lavabo. Después está el gran tema de la fiesta de cumpleaños de su prima Leonor. La princesa y futura reina de España ya es adulta, pero Vic no asistirá. Tiene cosas. Viajes. Billetes de avión. Hoteles. En realidad sabe que en Zarzuela no la soportan, por eso tiene que buscar excusas. Pero incluso así, tratándose de la familia de privilegiados por la cara que son, tendría que bajar las orejas y presentarse formalita y obediente en el cumple de Leonor. Bien que fue a la fiesta de su carabina Irene en Ginebra, y la pequeña de Cristina e Iñaki no es, jerárquicamente, nadie. Victoria no va porque no le sale del moño. Y la que queda fatal es ella.
Con todo este runrún contaminando el ambiente, una foto y una portada en una revista que, con todo el respeto, no conocía prácticamente nadie hasta hace 2 minutos, ha hecho estallar una nueva batalla. Se trata de un número de Fearless dedicado al torero Andrés Roca Rey. Sí, el peruano con quien tiene una historia más que sospechosa. Un amigo especial, el mismo que reveló que era una tacaña y que no le gusta pagar. En la portada sale el maltratador de animales, la sobrina de los reyes y una pareja de amigos que también son influencers, de la rama cayetana: Tomás Páramo y su mujer María García de Jaime. Podrían ser Borjamari y Sonsoles, pero se han quedado en Tommy y Mary. El caso es que la foto ha provocado un conflicto inesperado: Vic y el matrimonio se sienten estafados. Que no sabían que sería portada. Y que la quieren cobrar. 30.000€. La revista dice que tururú, que ya sabían lo que había, y que aceptaron salir sin recibir nada a cambio.
La situación es que el trío calavera está muy enfadado, y Tomás está haciendo de portavoz de esta UTE indignada. Empieza la guerra mediática, por lo tanto. Páramo va con toda la artillería: por una parte, rechaza los argumentos de la revista, pero por la otra aviva la campaña de la lástima. La del mal que le están haciendo a la nieta de Juan Carlos. Hacen saltar las alarmas con un tema demasiado delicado: la salud mental. Dicen que pagará las consecuencias por el "linchamiento mediàtico" al que considera se somete a la royal.
Las palabras del influencer: "Me da mucha pena porque es una persona que ojalá se la pudiera conocer más allá del linchamiento mediático al que se la somete. Todo lo que dice se saca de punta. Me da mucha pena por ella porque al final siempre está en titulares y en polémicas que se sacan de contexto". Después activa la bomba: "Es una niña de 23 años que tiene una cabeza y al final, esa carga psicológica del odio constante, si no lo está pagando ya, lo pagará y alguien se lamentará por haber querido a base de clicks ganar a costa de hacer sufrir a una persona". Habla de clics un pescalikes, curioso. Y al final, la culpa, del mensajero. Esta gente vive en una realidad paralela. Una en la que frivolizar con la salud mental es un juego. Fatal todo.