Laura Bozzo ha enloquecido. Bien, quizás ya no estaba demasiado cuerda, pero la última de sus atronadoras broncas dentro de la casa de Gran Hermano VIP ha dejado el mundo paralizado. A raíz de un conflicto entre su amadísimo Albert Infante y el modelo Michael Terlizzi, la presentadora estallaba contra el italiano. No es hiperbólico. Poesía pura como "salgan de acá porque voy en romper la p*ta casa" o "que se vaya porque lo mato" han salido por su boca. Todo porque el de Milán rechaza tener más que una amistad con el bailarín de Mataró. Surrealista.
"A ese hijo de p*ta lo persigo por toda la casa con un cuchillo". Quizás esta es la más controvertida —y amenazadora a la vez que preocupante— de entre todas las interpelaciones de la peruana. Con todo, ella después se justificaba alegando que la injusticia con las personas de la comunidad LGTBIQ+, hacia quiénes ella ha visto "tanto abuso", la enerva profundamente.
También explicaba, cuando ya le habían bajado a los demonios, que "las expresiones en Ámerica y en España su muy diferentes". Cómo bien recoge a un tuitero, seguramente somos nosotros los confundidos y así es como te invitan a una tarde de cervezas al otro lado del charco. Lost in translation. Más perdidos en la translación que en la traducción.
La mejor parte de toda la historia la recuperamos a EN Blau, y es que parece que se trata de un caso reincidente. Bozzo tiene un pasado violento. Quien lo iba que decir, con la tranquilidad que la caracteriza. Bromas aparte, todo nos remite a una intervención pública de la comunicadora en el 2019, cuando en un programa del estilo El juego de tu vida confesaba haber atacado a su ex Cristian Zuárez con un cuchillo cuando se enteró de que le había sido infiel después de quince años emparejados. El escalofriante objetivo: cortarle el pajarito. Sin éxito, claro está.
El programa sabe que no puede prescindir de ella y le ha dado un toque de atención. "Té dirigiste a él cono expresiones que son absolutamente inaceptables dentro de Gran Hermano VIP", le comunicaba Lara Álvarez en nombre de la organización el pasado 17 de octubre. Entendemos el disgusto en tiempo de blanqueos y la búsqueda constante de un entretenimiento familiar, pero tampoco quedamos muy sorprendidos. La parsimonia y Laura Bozzo nunca han ido del brazo y no es ninguna novedad.
Caso paradigmático de aquello de que si ya saben cómo me pongo, para qué me invitan.