Supervivientes 2019 no lleva ni una semana en antena y ya se ha convertido en líder indiscutible del share en Telecinco y Cuatro. Es una edición marcada por el protagonismo de Isabel Pantoja, que se está esforzando por demostrar a Paolo Vasile que ha hecho bien en pagarle una pasta gansa como concursante estrella. Pero, parafraseando a la tonadillera que decía aquello de "los focos a mi persona", no ha sido ella el imán que ha atraído todas las miradas durante los últimos días. Los focos se han centrado en otra persona. Los focos... y alguna cosa más. Se trata de Violeta Mangriñán, polémica extronista de MyHyV, que pasa los días llorando por la falta de comida y las duras condiciones de vida en la isla, y que ha encontrado la compasión del modelo Fabio Colloricchio. Y menuda compasión.

La imagen de Violeta, apoyándose sobre el grueso paquete del argentino, ha sido la comidilla de los seguidores del reality. La presentadora catalana de Socialité, Núria Marín (que sustituía María Patiño), analizaba con sorna el momento: "No sé si está buscando un micrófono porque cree que las cámaras no llevan un micro incorporado y a lo mejor quería cantar una canción o algo, ¿no?" Parece que el consuelo tuvo los efectos deseados, porque la cara de la concursante fue cambiando después de las curiosas caricias, para acabar diciendo: "¿Ves? ¿A que es mono?" Monísimo. La escena continuó con más arrumacos entre la pareja.

Cuatro

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Por cierto que la tórrida secuencia fue observada con una impertérrita cara de póquer por parte de su chico "oficial", Julen De la Guerra. Cara de póquer que acabó con los llantos del chaval, que confesó sentirse "ridiculizado" por el paquetegate.

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La vida en el Caribe es dura. Y cada uno busca la forma de hacerla más soportable. Violeta, Fabio y sus apéndices, al menos, se han puesto manos a la obra para ponerle solución.