La Navidad aturde a la vez que emociona. Es un arma de doble filo. Ilusión, lucecitas, muchas comilonas y el jingle bells en estéreo y de manera constante. También regalos, que a todo el mundo le gustan. Algunos más envenenados que otros, sin embargo. Para sorpresa de los más felicianos, desde aquí les informamos de que no a todo el mundo le gusta tener que asistir a infinitud de reuniones con la familia que llevas meses sin ver solo con la excusa naíf de que Santa Claus ha llegado a la ciudad. Pero es que si hay algo que tiene enjundia en todo este asunto, indiscutiblemente debamos remitir a las cenas de empresa.
Días señalados para que toda una plantilla de personajes pintorescos se junte, mezclando escalafones y con el indudable riesgo de tomarse unas copitas de más y acabar soltando barbaridades por la boca ante tus superiores. Nada quita que la gestión pueda terminar en desastre, porque la posibilidad está. Y si no, que se lo digan a una de las caras más visibles de Telecinco. Pongámonos en antecedentes. Viernes 1 de diciembre, día elegido por Ana Rosa Quintana para celebrar la llegada de la temporada de los abetos y los Reyes Magos. ¿Cómo? Con el evento habitual para todos los trabajadores de Unicorn Content, su productora, invitadísimos a una conocida discoteca de Madrid.
Ella, acompañada de su marido, el condenado Juan Muñoz. Todo esto en un año muy especial para la empresa, puesto que la comunicadora ha dado el gran salto de las mañanas a las tardes de la cadena amiga, desterrando a Sálvame y con un TardeAR que no termina de cuajar. Su nuevo formato no convence a la audiencia y a veces queda limitado al unidígito en lo que a la cuota de pantalla se refiere. Tampoco le importa tanto —o eso dice—, aunque tiene sentido si nos fijamos que a la reestructuración de la parrilla de Telecinco solo le ha faltado cambiar el nombre por TeleAR o Telequintana. Aunque su matinal haya desaparecido, su empresa sigue monopolizando la franja, con La mirada crítica de Ana Terradillos y el extenso Vamos a ver de Joaquín Prat.
Precisamente, ha sido una de las colaboradoras de este último formato la que, según Informalia, habría liado la de Dios es Cristo en el medio del evento. Nos referimos a Alexia Rivas, la joven exreportera de Socialité que ganó fama por protagonizar el 'Merlos Place' que tanto dio que hablar durante la pandemia. La periodista se dejaba ver, accidentalmente, en ropa interior detrás de Alfonso Merlos durante una videollamada. Él, por entonces, salía con Marta López. Infidelidad revelada, ruptura consecuente y la tesitura idónea para hacer coincidir a ambas en Supervivientes un tiempo después. El caso es que, desde entonces, pocos programas hay en antena en los que ella no aparezca.
Tampoco se pierde ningún sarao. Ni la boda de Isa Pantoja, ni la fiesta navideña del trabajo. De acuerdo con la información publicada en el digital antes citado, Rivas se personó "a eso de las nueve y media" en el lugar, pero se mostró indispuesta "muy pronto". Dicen que se le notó el mal estado en una hora temprana, que difícilmente se debería a un exceso de alcohol: "'No le dio tiempo; tuvo que ser otra cosa, a lo mejor que no había comido' (...). Incluso 'vomitó' y tuvo que ser atendida para salir del evento por 'varios compañeros'". Vaya susto.
Menuda faena para la pobre. Esperemos que se encuentre mejor. Y que no la haya liado tanto como Alba Carrillo el año pasado.