Dani Mateo lo tiene todo: es catalán, desacomplejado, sarcástico e iconoclasta. Uno de los mejores presentadores de la actualidad ha hecho como muchos otros humoristas antes: bromear con los símbolos. Pero en plena ola unionista sonarse con la rojigualda es delito de rebelión. Los mocos serían violencia y le querrían pedir 30 años por odio. Los que piden el boicot no odian, sólo son histéricos, como la llamada de un presunto cliente de Vodafone que pide la baja a la telefónica ("Y encima la compañía no es española, ¡es inglesa"!). El pecado de la teleco es que patrocina el programa Los 40 Yu, presentado por Dani Mateo. La llamada, debidamente grabada y difundida por el unionismo, deja por xenófobos los malos modos del cliente con el teleoperador sudamericano:

Una óptica, un sastre y ahora una multinacional de las telecomunicaciones. Quieren que empresas internacionales se indignen con un gag. Vodafone es británica, cuna de la democracia y de Spitting Image, el programa de TV más salvaje cuando satirizaba lo más sagrado para los británicos, la monarquía. En el Reino Unido si alguien hubiera pedido el boicot de aquel programa haría el ridículo. Casi tanto como el histérico unionista que destila odio en su llamada viral. 

O histeria de la enésima empresa que anuncia boicot, la de maquillaje.