Xavier Bonastre se hace querer. Es un ejemplo, una persona admirable. No sólo como profesional, demostrando durante décadas su talento como periodista deportivo, casi siempre delante de las cámaras de TV3, desde la época en que popularizó su frondoso bigote que ahora ya hace tiempo que ha pasado a mejor vida.
Como persona, los que han tenido la suerte de poder conocerle, ser amigos suyos y quererle, siempre han dicho una cosa que se percibe sólo oyéndole hablar: tiene una bondad que no se la acaba. Y a eso, nosotros añadiríamos que tiene una fuerza de voluntad, un optimismo a prueba de balas y una capacidad para superar las duras pruebas que le ha puesto la vida que no muchos son capaces de tener.
El pasado mes de marzo celebró su 60.º cumpleaños, feliz, emocionado y disfrutando de cada momento de la vida que tiene. Ya lo hacía desde de siempre, pero desde que superó el momento más complicado que ha tenido que pasar, todavía más. Porque Xavier Bonastre superó un cáncer de colon con metástasis con perforación de estómago: "Tuve cáncer en el año 2006 y 2007 cuando operaron la metástasis de colon y de hígado. Me tuvieron que operar dos veces. Es una lacra, a todos nos toca de cerca. Lo afronté con mucha tranquilidad porque los médicos nunca me decían 'tienes cáncer' sino un carcinoide".
En el 2018, nuevas complicaciones le provocaron una perforación de estómago que lo dejó en coma y a punto de morir. Incluso le dijeron a su mujer Mònica que "se preparara porque podría irme al otro barrio. Yo mismo me di por acabado. Por muerto. Literal. Cuando estaba en la UCI, en coma, yo recuerdo ser consciente de pensar: 'todo está controlado, la mujer tiene trabajo, los hijos son mayores, podrán salir adelante... ¿por lo tanto, dónde está la luz blanca'?..., pero no la encontré".
De aquello también salió. Y de todo ha hablado este jueves con Ricard Ustrell en el Planta baixa de TV3. Bonastre le revela cómo recuerda el momento que los médicos del Parc Taulí de Sabadell le dijeron la enfermedad que tenía y que no podría volver a correr: "Allí mismo le dije al médico que está lleno de deportistas que han pasado cánceres de todo tipo que después han vuelto a la actividad deportiva. Al volver, le envié un mail, y él me dijo que los maratonianos son de otra pasta". Y vaya si lo hizo. Ya hemos perdido incluso la cuenta de los maratones que ha corrido.
La conversación ha estado llena de optimismo... y de realismo. "Todos nos tenemos que morir... pues afrontemos la posibilidad de la muerte con la naturalidad de vida, si me apuras, aunque parezca contradictorio". Tan claro lo tiene el bueno de Bonastre que también le ha confesado a Ustrell que lo tiene ya todo preparado para el día en que se muera, esperemos que dentro de muchos años.
Sorprendente revelación: "Yo tengo contratado mi funeral, pero de antes de que tuviera el cáncer... ¿Verdad que lo tendremos que pasar? ¿Verdad que los funerales son muy caros"?, se pregunta el periodista. "Si podemos evitar a nuestros descendientes que el día que nosotros desaparezcamos, tengamos que pagar una cantidad importante de dinero...".
Bonastre tiene pagado su funeral... y tiene decidida cómo será toda la ceremonia, para no dejarle el marrón a los que se queden. Una ceremonia donde tiene clara la música ("sonarán canciones de los Beatles, porque yo soy mucho beatlemaníaco")... e incluso, qué pondrá en la banda del ramo de flores que habrá delante del ataúd: "En la banda aquella de tus compañeros de trabajo, en la mía pondrá '¡Hasta luego, Lucas!' porque soy un gran admirador del Chiquito de la Calzada":
Menos mal que Bonastre ha escogido esta frase para su ramo y no "No te digo trigo por no llamarte Rodrigo" o "Duodeno sersuá, pecador de la pradera, ¿te dá cuen"?: Pero mirándolo bien, que se ponga lo que le salga de las narices: alguien como él se merece que sus deseos se hagan realidad.